Chile
Barrick Gold, Kinross, AngloAmerican y Xstrata, entre otras, están reevaluando proyectos. En Chile, eso afectará, por ejemplo, a Cerro Casale, que requiere US$ 6.000 millones. Codelco podría retrasar la expansión de Andina y El Salvador. En este último caso, debido a la falta de suministro energético.
13 de Agosto de 2012.- CAUTELA. Esa es la palabra que más se repite entre los máximos ejecutivos mineros y expertos del sector a nivel mundial, al analizar las inversiones que requieren los nuevos proyectos o las ampliaciones de algunos yacimientos existentes. Las razones son múltiples, pero tienen como telón de fondo la crisis financiera internacional, según han explicado en la entrega de resultados del primer semestre.
El mensaje que las grandes productoras de metales han entregado al mercado es común: reevaluarán sus inversiones a futuro, analizado su nivel de rentabilidad y se enfocarán en controlar los crecientes costos que implica poner en marcha un nuevo proyecto. En Chile el efecto ya comienza a sentirse. La industria acumula unos US$ 100.000 millones proyectados en inversiones a 2020. De ellos, Cerro Casale, Lobo Marte e Inca de Oro, por unos US$ 7.000 millones, están en revisión, según datos del sector. Además, la estatal Codelco podría reestudiar la expansión de El Salvador, dado que no cuenta con recursos energéticos competitivos (ver recuadro).
Alza de costos
El aplazamiento de proyectos es un fenómeno global, sostiene Juan Carlos Guajardo, director ejecutivo del Centro de Estudios del Cobre (Cesco). Pero como Chile concentra una de las mayores inversiones mineras del mundo puede sentir más el efecto de la ralentización, junto con Australia y Brasil. “La revisión se ha producido por diversas razones y no es posible generalizar, pero en algunos casos se ha debido a cierta presión de los accionistas de privilegiar retornos sobre el crecimiento a toda marcha”, dice.
La menor disponibilidad de financiamiento por la crisis es otro de los factores que influye en el retraso, explica el gerente de estudios del Consejo Minero, José Tomás Morel. Y agrega que otra de las causas es el aumento de costos, “que es un fenómeno mundial, aunque no uniforme en todos los países”. En ese sentido, destaca que Chile debe mantenerse competitivo, lo cual no es fácil en un escenario donde la ley de cobre de los yacimientos pasará de un promedio actual de 0,85% a 0,67% en 2020, a lo que se suman “desventajas en la productividad laboral, altos costos de la energía y a futuro costos de agua por utilización de agua de mar”.
En la Sociedad Nacional de Minería (Sonami) comparten el diagnóstico. “Es prioritario aumentar la oferta energética para disminuir los elevados costos que tiene el país en relación con otras naciones como Perú, Brasil, Colombia o México”, dice Alvaro Merino, gerente de estudios del organismo. En su opinión, se requieren hasta 2.000 MW adicionales a 2020 en el sistema eléctrico del Norte Grande (Sing) y de la zona central (SIC).
El académico del Centro de Minería de la Universidad Católica, Gustavo Lagos, sostiene que “todos los calendarios de proyectos no se van a cumplir. Los retrasos van de la mano de temas económicos de las propias mineras, como privilegiar la rentabilidad de corto plazo y la menor disposición a endeudarse, como también con las aprobaciones ambientales, los conflictos con las comunidades, etc., factores que si se suman retrasan los planes iniciales”.
Caso a caso
Barrick Gold fue una de las primeras en evidenciar la tendencia de la postergación de proyectos. Su nuevo presidente ejecutivo, Jamie Solkalsky -quien asumió hace dos meses, tras la salida de Aaron Regent por malos resultados- informó a los inversionistas que las ganancias cayeron 35% al primer semestre, que la puesta en marcha de Pascua Lama, en la frontera de Chile y Argentina, se pospondrá un año, a 2014, y que el proyecto se ha encarecido un 60%. Por ello, Standard & Poors bajó su calificación desde A+ a BBB-.
A la par, Solkalsky anunció que se postergará la inversión de US$ 6.000 millones del proyecto de oro y cobre Cerro Casale, previsto para después de 2015 en Copiapó, donde Barrick controla un 75%. Y, al mismo tiempo, puso pausa al proyecto Dolin Gold en Alaska, por US$ 6.700 millones. “No vamos a tomar la decisión de construir en este momento, pero seguiremos avanzando en la tramitación de permisos a un costo razonable y evaluando opciones para mejorar los aspectos económicos”, dijo el ejecutivo a fines de julio.
El de Barrick no es un caso aislado. La también canadiense Kinross dijo que aplazará su proyecto de oro Lobo Marte, en Copiapó, por US$ 800 millones. Lo mismo está realizando con el proyecto Fruta del Norte, en Ecuador, y Tasiast, en Mauritania. Desde comienzos de año, cuando la empresa anunció que ralentizaría algunas iniciativas, sus papeles en la Bolsa de Toronto han caído 29%. “Dada la alta presión sobre los costos de capital de la industria, la compañía está considerando opciones más pequeñas a las previstas en el estudio de prefactibilidad de Lobo Marte”, sostuvo la empresa el miércoles pasado.
También en revisión se encuentra Inca de Oro, de la australiana Pan Aust (66%) y Codelco (34%), en la misma región. La firma indicó que, de acuerdo al estudio de factibilidad, la iniciativa por US$ 630 millones “no genera suficientes retornos” considerando un precio de cobre promedio de US$ 3 la libra y US$ 1.600 la onza de oro. La firma buscará recursos mineros de más alta ley en esa zona, donde también tiene los depósitos Carmen y Artemisa, que podrían hacer viable el negocio.
En el mundo, en tanto, AngloAmerican recortó su proyección de gasto de capital un 21% este año, a US$ 5.500 millones. La mayor parte de su reducción está en la línea de la producción de platino. La CEO de la minera, Cynthia Carroll, afirmó la semana pasada que “las proyecciones de la economía mundial se han deteriorado en los últimos meses. Mientras continúan los problemas estructurales en la zona euro, el crecimiento ha sido más lento en Estados Unidos y en las grandes economías emergentes como China, India y Brasil”.
Por su parte, la suiza Xstrata dio a conocer esta semana que diferirá US$ 1.000 millones en gastos de capital. De ellos, US$ 400 millones se aplazarán para 2013 y US$ 600 millones de esa fecha en adelante. No obstante, eso pasa por la revisión de proyectos aún en carpeta y no se afectará la puesta en marcha de ningún proyecto ya aprobado. En Chile, la firma sigue adelante con el proyecto Lomas Bayas II, cuya inversión alcanza casi a US$ 300 millones y su construcción terminará este año.“Este proyecto, más una nueva actualización de reservas en el rajo actual, extiende la vida útil de Lomas Bayas en 16 años, hasta 2028, a los actuales niveles de producción de 75 mil toneladas al año. Sin él, la producción en el actual rajo habría terminado en 2012”, cuenta el gerente general, Manuel Novoa.
“Muchas mineras están preocupadas por el futuro de la economía mundial”, apunta John Tilton, profesor de Colorado School of Mines. Añade que “en los últimos años los precios de los metales han estado altos debido al crecimiento mundial y a la inhabilidad de los productores de aumentar su producción para cubrir esa demanda. Si el crecimiento mundial sigue cayendo, el valor de los metales podría bajar fuerte”, expone.
Precio sobre US$ 3
Con la ralentización de los nuevos proyectos, la oferta de nuevo cobre en el mercado se retrasará en llegar a las bolsas hasta 2015, proyecta Lagos. Un año antes pronostica una mayor oferta de cobre al mercado Nikos Kavalis, estratega de commodities del Royal Bank of Scotland en Londres. “Dada la poca oferta de cobre, este metal se está comportando mucho mejor que otros minerales que han caído fuerte por la crisis, como el níquel, el zinc o el plomo. Este año promediará US$ 3,70 la libra”, dice.
Patricia Mohr, vicepresidenta de Economía y Commodities de Scotiabank en Canadá, sostiene que el próximo año la oferta de cobre podría superar a la demanda debido a los proyectos que entrarían en producción. Añade que la ralentización de proyectos “afectará a los que aún no se desarrollan”. Agrega que el precio del cobre este año debería moverse en torno a US$3,65 la libra, con un mayor consumo de China hacia fines de año, y en 2013 se cotizará a entre US$3,45 y US$3,50.
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