Perú
Viernes 31 de Enero de 2014.- Stewart Udall, uno de los grandes políticos norteamericanos acotó una vez que “la minería es como una misión de búsqueda y destrucción”; al menos hasta cierto punto este razonamiento es completamente válido si tomamos en cuenta el carácter no renovable de los recursos objeto de la misma y los daños ambientales y sociales que rodean la apertura de cada mina.
Para los peruanos y especialmente para los ciudadanos de Arequipa la minería es un asunto cotidiano y ella le debemos por la mayor parte el que Perú sea la economía número 42 en el mundo y una de las de más rápido crecimiento a nivel internacional según el Banco Mundial; Perú es además el quinto país productor de oro (el primero en Latinoamérica), el segundo productor de cobre y está dentro del top 5 de países productores de zinc. Por otro lado, se espera una inversión record en la industria minera este año que superaría los $14 billones, y se estima que para el 2016 se doble la producción de cobre. En Arequipa se desarrollan proyectos de $4.4 billones en el área minera con la expansión de la Sociedad Minera Cerro Verde. Por otro lado, el pronóstico de los precios de los metales para este año es bastante alentador, pues se espera que el precio del oro se mantenga estable y la plata suba de precio en los mercados internacionales.
Sin embargo, la industria de la minería no ha estado nunca exenta de problemas en Perú, y muchos de esos problemas sobreviven hasta hoy, en parte, por la falta de una actitud más activa por parte del Gobierno. Hace algunos años, podríamos pensar que debido al proceso de transformación y apertura a las nuevas inversiones los problemas que rodean esta industria, como la minería ilegal, la falta de mano de obra calificada y el tema ambiental, podían excusarse por esa misma etapa de adaptación, pero hoy en día, cuando el proceso de globalización exige una mayor responsabilidad y compromiso, la presencia de los mismos es injustificable, sobre todo porque ellos acarrean la desviación de nuevas inversiones.
Para nadie es un secreto que la minería ilegal es un asunto grave en la región, que está presente en las 21 de las 25 provincias peruanas (incluyendo Arequipa). De acuerdo con The International Times, la minería ilegal en Perú genera más dinero que el tráfico de drogas, y el tráfico de oro resulta más productivo que el tráfico de cocaína. Además, el tráfico de oro representa un quinto del oro exportado desde del país, lo que resulta bastante alarmante, mucho más si consideramos que en vez de revertirse la tendencia, esta ha aumentado, en parte por la subida en los precios en el mercado de metales, probando inútiles los esfuerzos llevados a cabo por el gobierno hasta ahora.
Por otro lado, el rápido crecimiento de la economía peruana ha conllevado a que exista un déficit de alrededor de 17.000 profesionales calificados; profesionales que el país necesitará si espera mantener su éxito económico y ser internacionalmente competitivo. De acuerdo con un estudio llevado a cabo por la CONCYTEC, Arequipa se encuentra dentro de uno de los centros económicos que va a tener más necesidad de mano de obra especializada. Si a esto le sumamos el hecho de que Perú ocupó el último lugar en el más reciente examen PISA que evalúa el nivel de los estudiantes de 64 países, llevado a cabo por la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo; el panorama no parece ser tan alentador en este tema. Nuestro gobierno no debe olvidar que el capital humano es clave para la competitividad económica.
Por último, el problema medioambiental que rodea la extracción de metales y que está estrechamente vinculado tanto con el permiso social de la minería en ciertas áreas, como con la explotación ilegal, tampoco ha logrado ser superado, antes bien, manifestaciones y protestas han representado puntos de tranca en algunos proyectos. Por otro lado, la minería, especialmente de oro, ha devastado extensas zonas del Amazonas, lo que ha causado alarma a nivel internacional, siendo este daño virtualmente irreversible.
Ahora bien, si bien estas son tres áreas en las que el gobierno nacional y local necesitan sumar esfuerzos, también representan una gran oportunidad para que el país se convierta en propulsor a nivel mundial de una nueva manera de explotar la industria minera, para que asuma un rol de liderazgo internacional en esta área y sea un ejemplo a seguir para otras naciones en el tema minero.
Las políticas fiscales y macroeconómicas son esenciales para el éxito económico, sin embargo, cuando la mayor parte del PIB se basa en la industria minera, la atención debe centrarse también en superar los problemas que la aquejan. La minería no necesariamente debe ser una misión de búsqueda y destrucción, el probar que ello es posible debe ser la bandera del Perú para el 2014.
Elbuho.pe/