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México

Lunes 06 de Enero de 2014.- Cuando los presidentes de México y China se reunieron a mediados del año pasado, se habló mucho de la necesidad de profundizar las relaciones comerciales. En la costa del Pacífico mexicano un grupo de narcotraficantes ya estaba haciendo realidad esa iniciativa, según un informe de la agencia Reuters.

El cartel de los Caballeros Templarios, buscando diversificar negocios, ha tenido tanto éxito exportando mineral de hierro a China que en noviembre pasado la Marina mexicana debió tomar el control del enorme puerto de Lázaro Cárdenas, ciudad que es una de las principales fuentes de dinero del grupo criminal. Este centro siderúrgico en el estado de Michoacán, punto clave del tráfico de drogas y con un puerto de contenedores en rápida expansión, ocupa un lugar estratégico en la costa del Pacífico, salida natural para el floreciente comercio con China. Lázaro Cárdenas se abrió a los barcos de contenedores hace sólo una década, pero con su profunda bahía capaz de recibir los cargueros más grandes del mundo ya aspira a competir con Los Angeles en la recepción de bienes asiáticos para el mercado de Estados Unidos.

Sin embargo, el futuro es incierto a menos que el gobierno mexicano pueda restaurar el orden y ganar la batalla contra los Caballeros Templarios, que toman su nombre de una orden militar medieval que protegía a los peregrinos durante las Cruzadas. Michoacán, el estado que produce más mineral de hierro en México, resulta muy atractivo para los chinos, que tienen una enorme demanda de acero. Pero las minas también crearon una oportunidad para los Caballeros Templarios. "Se estaba explotando la minería en forma inmisericorde, el mineral no salía en lanchas, salía por el puerto, por la aduana", explicó el gobernador de Michoacán, Fausto Vallejo, poco después de que la Marina ocupó el puerto el 4 de noviembre.

Los Caballeros entraron a la minería con energía. En un pueblo escondido tras caminos montañosos a una hora de Lázaro Cárdenas, el cartel reunió cientos de camiones para llevar el mineral al puerto. El pueblo se llama Arteaga y allí nació Servando Gómez, un ex profesor que lidera a los Templarios. Gómez comprendió el potencial de Lázaro Cárdenas, antes sólo conocido por su cocoteros, hasta que hace 40 años el gobierno decidió construir fundiciones siderúrgicas. Los camiones de la banda se movieron rápidamente por las minas de hierro de Michoacán para satisfacer la demanda china, lo que contribuyó a aumentar las exportaciones del mineral a 4 millones de toneladas entre enero y octubre de 2013. Antes exportaba entre 1 y 1,5 millones de toneladas anuales.

El negocio se apoya en varios pilares. En primer lugar, los Templarios controlan el movimiento del mineral. Tras volverse el grupo dominante en la ciudad hace algunos años, el cartel exigió a las cooperativas locales de transporte pagos a cambio de protección. También ayudaron a los extractores locales a apropiarse de áreas mineras que no habían sido reclamadas por otros o estaban fuera del control de los propietarios de concesiones. Y finalmente el cartel presionó a funcionarios de aduanas para asegurar que el mineral de hierro pase a través del puerto sin problemas. "La mayor parte de los grupos que se dedican a la minería son Caballeros Templarios o pertenecen a ellos. Tienen toda la cadena", le dijo un funcionario local a Reuters. Alimentada por el apetito de China, casi la mitad de la actividad minera en la zona fue realizada sin permisos adecuados en 2013, dijo el funcionario, que pidió no ser identificado.

El que denuncia, muere.Quienes hablan sin proteger su identidad pueden pagarlo caro. Un ejecutivo del gigante siderúrgico Arcelor Mittal que denunció actividades mineras ilegales fue asesinado a balazos en abril pasado. Como los Templarios controlan gran parte del suministro de mineral de hierro, el cartel presionó a los clientes chinos para que le compren o enfrenten represalias, dijo un funcionario de seguridad mexicano bajo anonimato.

Cuando la Marina asumió el control de la autoridad portuaria de Lázaro Cárdenas, todos los oficiales de la policía local y funcionarios de aduanas fueron suspendidos y las caravanas de camiones con mineral de hierro empezaron a desvanecerse.

Sin embargo, es improbable que la tranquilidad dure, a menos que el gobierno pueda recuperar el control de la ciudad más allá del puerto y abra la minería a extractores legítimos no controlados por el cartel.

Vanguardia.com.mx

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