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Chile

Mientras Cecilia Cifuentes (LyD) señala que se verán incrementos en las tarifas eléctricas, Rodrigo Aravena (Itaú Chile) destaca que, además de los costos de producción, también hay un factor de expectativas, lo que podría impactar en las inversiones de 2014.

Lunes 13 de Enero de 2014.- Desde 2007 -luego que Argentina decretó el corte del suministro de gas a Chile- el Banco Central comenzó un monitoreo permanente de la situación energética del país y su efecto en el crecimiento económico.

De hecho, en el último Informe de Política Monetaria (IPoM), el ente emisor destacó que si bien es muy difícil poder cuantificar cuál será el efecto final que tendrá el déficit energético y, por ende, el alza de los costos energéticos en el PIB, asegura que “un shock permanente de 10% en el precio de la energía eléctrica generaría caídas del PIB de estado estacionario, de entre 0,3% y 0,4%, caídas en el consumo de entre 0,6% y 1,2%, y caídas en inversión entre 1% (según los modelos de equilibrio general) y 2% (de acuerdo con datos micro)”.

Este dato toma relevancia sobre todo ahora, cuando con las últimas cifras (Imacec de 2,8% en octubre y de 2,8% en noviembre), se ha observado una desaceleración de la economía incluso algo más fuerte de la que se esperaba.

Y es que como explica el economista jefe del Banco Itaú Chile, Rodrigo Aravena, si bien durante los últimos cuatro años hubo un crecimiento promedio de 5,4%, este se debe en gran medida al buen desempeño que tuvo la economía en inversión y empleo, ítemes que no debieran tener igual desempeño en el futuro cercano, por lo que se hace indispensable tener un aumento en la productividad, área en que la energía es fundamental.

“Hay una necesidad urgente de encontrar una solución de largo plazo a la presión energética que existe. Hoy tenemos costos que están creciendo, reduciendo los márgenes y eso es uno de los principales problemas que puede afectar la inversión el día de mañana, y eso implica, a la larga, menor capacidad de crecimiento, menor PIB potencial y ahí claramente Chile tiene un desafío gigante”, afirma Vergara.

De igual manera, la economista de Libertad y Desarrollo (LyD), Cecilia Cifuentes, destaca que si bien “el escenario es muy complejo”, esto no quiere decir que el país se quedará a “oscuras”.

“No hay un tema que nosotros digamos se va a apagar la luz, lo que sí se puede producir es que habrán sectores que con costos de energía muy altos no pueden producir y, por lo tanto, la producción no existiría”, dijo Cifuentes.

No obstante, consultada por cuanto podría ser el efecto contable de la escasez energética en el PIB de Chile, la economista señaló que este podría llegar incluso a un 1%.

“Podemos hablar perfectamente de un punto de crecimiento en una situación energética complicada, ese puede ser el efecto de estos costos”, sentenció Cifuentes.
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Efectos en 2014?

Aunque destaca que un efecto de 1% es algo que se podría esperar para el mediano plazo y que “probablemente no lleguemos a ese escenario tan complejo”, Cifuentes destaca que sí se han visto efectos en la actualidad.

Estos efectos, en el caso de los consumidores, es un poco más lento porque hay precios regulados aunque ya va a haber reajustes en las tarifas eléctricas de los consumidores. En la industria, en tanto, agrega “estos efectos ya los tenemos hace harto tiempo y los hemos visto, por ejemplo en proyectos que se paralizan, que no se realicen o que están funcionando con márgenes bastantes apretados”.

Aravena va un poco más allá y asegura que también puede haber un efecto en las expectativas del mercado, las que “son sumamente relevantes”, ya que si no hay un cambio a lo que se ha visto últimamente, “eso claramente puede afectar las inversiones en 2014”.

“Aquí hay que considerar que la inversión se ve afectada por costos energéticos, pero también por las expectativas, entonces los futuros avances que existan este tema van a ser fundamentales para proceder en próximas decisiones de inversión”, explicó el economista.
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¿Qué se debe hacer??

Con todo, ambos economistas concuerdan en que hay que llegar a un acuerdo en el tema energético y avanzar para permitir la inversión en esta área.

Cifuentes, por su parte, añade que hay que buscar una salida realista, ya que “no vamos a resolver el problema con energías renovables no convencionales y por lo tanto, tenemos que llegar a un acuerdo sobre qué porcentaje de nuestra matriz va a ser térmica, qué porcentaje será hidroeléctricas grandes, no de estas de pasada y por último qué porcentaje vamos a suplir con renovables no convencionales”, dice Cifuentes.

Mientras que Aravena destaca que incluso habría que replantearse llevar a cabo proyectos energéticos como Hidroaysén.
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Efectos en la última década?

Tan importante es el efecto que produce el déficit energético en el crecimiento, que durante 2012, el académico de la Universidad Alberto Hurtado (UAH), Carlos García, realizó un estudio que concluyó que el país había crecido hasta 2% del PIB menos en la última década, debido al aumento de los precios de la energía.

Cabe recordar que en dicho período se vivió el corte del gas argentino, sequías y ya empezaban a haber retrasos en los proyectos de inversión en generación y transmisión. “Un aumento de 10% en los precios de la energía provoca un decrecimiento trimestral de 0,17%, (...) un número que podría parecer pequeño, pero si se suman todos los trimestres, el impacto se va haciendo grande. En el caso de la crisis del gas argentino, esta habría costado a la economía chilena dos puntos de crecimiento” y eso explicaría la ralentización en el crecimiento de la economía durante la década pasada, afirmaba en la época García.

DF

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