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España

Viernes 17 de Enero de 2014.- La Junta no quiere ni pensar en otra catástrofe natural como la que se produjo en 1998, cuando la balsa tóxica de Aznalcóllar se rompió contaminando el entorno del Guadiamar y afectando a Doñana, por lo que quien aspire a reanudar la extracción de metales en esa mina deberá adoptar “todo tipo de medidas preventivas que minimicen y controlen los riesgos” de la minería, y tendrá que cumplir “los estándares más elevados de protección y seguridad ambiental, incluyendo la posterior restauración” al clausurar la actividad, según el pliego de condiciones del concurso convocado para reabrir la mina, publicado ayer en el Boletín Oficial de la Junta (BOJA).

No habrá depósitos de tóxicos como aquel que se rompió, y sí un compromiso expreso de que las labores mineras “no afectarán a los espacios naturales protegidos”, en especial al corredor del Guadiamar, y un aval que cubra un hipotético plan de reparación. Y desde luego, la sueca Boliden Apirsa, que permitió un daño ecológico que ha costado 90 millones de euros limpiar, no está invitada. Ni ella ni ninguna otra que tenga relación alguna con Boliden, a la que la Junta todavía reclama en los tribunales que devuelva el dinero gastado en limpiar de lodo tóxico los ecosistemas del entorno protegido afectados por la rotura de la balsa.

Según la directora general de Industria, Energía y Minas, María José Asensio, “no se trata de minimizar el riesgo, sino de respeto absoluto” por el medio ambiente. Al que llegue le tocará restaurar lo que queda del daño causado –mejorar la corta, la escombrera o la gestión del agua– y garantizar medidas que corrijan el futuro “pasivo ambiental” que se pueda producir. Las garantías ambientales se valorarán con 30 puntos de los 100 de la primera fase del concurso. La capacidad técnica de la empresa supondrá también un máximo de 30, y la del anteproyecto hasta 40 puntos, según explicó ayer el consejero de Economía, Innovación, Ciencia y Empleo, José Sánchez Maldonado.

El consejero indicó que en esta fase se valorará ante todo la solvencia de la empresa y del anteproyecto, y se estudiarán las fórmulas de protección ambiental propuestas con idea de elegir “las más eficientes” y, si fuese necesario, añadirlas como exigencia en la segunda fase. Las empresas tienen tres meses para presentar sus ofertas (al ser festivos el 17 y 18 de abril el último día sería el 21).

Tras ese primer corte, que podrán superar como máximo tres empresas, la Consejería tendrá tres meses para redactar los pliegos técnicos para la segunda fase y dará cinco meses a las empresas para sus proyectos definitivos. Si se cumplen los plazos, en marzo de 2015 tendría que haberse decidido quién explotará la mina.

La Consejería considera que harán falta no menos de 300 millones de inversión para poner en marcha la mina, que cuando se esté extrayendo el mineral –aparte de la construcción de las instalaciones– la creación de empleo será de al menos 400 o 450 puestos de trabajo, y que el proyecto tiene un futuro esperanzador porque en los 15 años que ha estado parada han mejorado mucho las técnicas de extracción de mineral y de prospección en busca de nuevos yacimientos. Además, ha subido el precio del metal por la elevada demanda, sobre todo desde India y China, lo que ha incrementado la rentabilidad.

Al presentar los pliegos de condiciones, el consejero insistió en que la industria minera genera un empleo muy estable porque “no se puede deslocalizar como han hecho otras empresas, que acudieron al olor del tratamiento preferencial que se les dio para crear empleo y luego han levantado el vuelo”. El empleo es, claro está, otro de los criterios valorados en el pliego, que cita “el número de trabajadores previsto y los compromisos que se presenten a la hora de la contratación de medios humanos en la comarca, siempre y cuando exista personal con la formación adecuada”. También se valorará el plan de formación.

A la vez, como había anunciado la Junta, se concederá “una puntuación extra por la instalación de una planta de beneficio y de transformación del mineral extraído o cualquier otra medida que favorezca el desarrollo industrial”. El que la planta de tratamiento de los minerales esté en la mina sería otro motor de empleo, tanto en la fase de construcción como de explotación de la actividad.

El periodo de vida de la mina es otra buena noticia, según la Junta: cuando se cerró, Boliden tenía mineral detectado para diez años de extracción. Pero la mina está sobre una faja pirítica en la que otras minas, como Aguas Teñidas en Huelva, ha localizado nuevos yacimientos. La propia Boliden, cuando trabajaba en Aznalcóllar, localizó la corta de Los Frailes –que es la que ahora se explotará–, por lo que la Consejería asegura que “si la empresa sigue investigando serán más años”. El plan de investigación también se valora en el pliego de condiciones.

Elcorreoweb.es/

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