Chile
Jueves 02 de Enero de 2014.- En el fondo de una húmeda mina de sal colombiana 200 personas, entre ellas el actor español Antonio Banderas, reproducen la odisea de los 33 mineros chilenos que en el 2010 estuvieron atrapados en el socavón de una veta de cobre en el desierto de Atacama.
Bajo el intenso calor de los focos, 33 actores de varios países ensayan y repiten tomas de la película estadounidense Los 33, que cuenta la historia de lo que sucedió en la mina San José, 800 km al norte de Santiago de Chile, cuando un grupo de trabajadores quedó sepultado a más de 600 metros bajo tierra.
“No se trata solo del desafío físico que estos 33 hombres sufrieron, se centra en lo emocional, en la incertidumbre de si vivirían o morirían, si se volverían locos entretanto”, dijo Gregg Brilliant, encargado de Relaciones Públicas de la producción.
En la mina de Nemocón, a 2,600 metros de altura, el humo artificial, la humedad, el encierro y las largas jornadas del equipo de producción, se suman al aire enrarecido de la montaña colombiana para recrear un ambiente denso y pesado.
En la ficción, un grupo de mineros entre los que destaca el personaje de Mario Sepúlveda, interpretado por Banderas, intenta apuntalar la estructura para recibir la cápsula Fénix que los va a rescatar luego de pasar más de dos meses bajo tierra.
Los actores, bajo la dirección de Patricia Riggen, sudan copiosamente y antes de cada toma un equipo de maquilladores les retoca el tiznado de mineros y la suciedad acumulada del trabajo.
“La ambientación es real, casi no es necesario actuar”, explicó Lou Diamond Phillips, quien interpreta a Don Lucho, el jefe de turno que con su experiencia organizó al equipo –con una férrea disciplina– para racionar las provisiones y poder sobrevivir.
Uno de los principales desafíos de la producción es retratar la marcada pérdida de peso que sufrieron los mineros, que sobrevivieron 17 días a base de pequeños bocados de atún y sorbos de leche.
“Lo más difícil es poder diseñar un adelgazamiento”, cuenta Ana Lozano, directora de maquillaje de la producción, quien explica que pese a que los actores se pusieron a dieta, es imposible que bajen tanto peso como los mineros.
Para suplir el resto, el equipo jugará con los efectos de las luces y sombras para marcar costillas y experimentará con un sistema de pequeñas prótesis para marcar más los huesos de la cara y simular el efecto demacrado de la pérdida de peso.
Lozano cuenta que tiene 15 gigabytes con información de los mineros, incluyendo los informes médicos de la infección por hongos que sufrieron en la piel y que cada día recrea con unos modelos hechos en látex, en los que simula la descamación y el enrojecimiento.
Los productores de la película eligieron dos minas de sal ubicadas a unos 50 km al norte de Bogotá para crear las condiciones de encierro y oscuridad que sufrieron los mineros chilenos.
En una de las locaciones, en el pueblo de Nemocón, hay una fuerte custodia policial en torno a la producción y algunas aficionadas esperan horas sin poder ver a los actores.
“A principios del 2014, la producción va a trasladarse a Chile para filmar los exteriores en el impresionante desierto de Atacama. Vamos a rodar en emplazamientos reales”, dijo Brilliant.
En esa parte de la producción, la actriz francesa Juliette Binoche interpretará a María Segovia, hermana del minero Dario Segovia y quien organizó un improvisado campamento en torno a la mina colapsada que fue conocido como “el Campamento Esperanza”, símbolo de la espera de los familiares de los trabajadores atrapados.
“La película no sólo abarca el evento mismo, se trata de la gente, tanto arriba como bajo tierra, que se mantuvo cerca de sus seres queridos y abrigó la esperanza para apoyarlos en un rescate que parecía imposible”, agregó Brilliant.
AFP