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Ecuador

El embajador chino en Quito se compromete a hacer los máximos esfuerzos para minimizar el impacto ambiental de los proyectos de la empresa asiática Ecuacorriente.

21 de Marzo de 2012.- En medio de la disputa que mantienen el presidente Rafael Correa y la mayor organización indígena ecuatoriana por la minería a gran escala, la inversión minera china se encuentra bajo la lupa en Ecuador. Mientras sectores políticos efectúan un análisis minucioso del contrato multimillonario suscrito a inicios de este mes por la empresa china Ecuacorriente para desarrollar el primer megaproyecto minero en suelo ecuatoriano, grupos indígenas y sociales han expresado su rechazo a dicho acuerdo legal. La discusión acabará definiendo la relación de Ecuador con su minería y con su principal cliente.

La mayor preocupación tiene que ver con los efectos ambientales de la extracción de cobre en una mina a cielo abierto, en la provincia amazónica de Zamora Chinchipe. El gobierno ecuatoriano ha insistido en que toda actividad minera en el país será realizada con responsabilidad social y ambiental, y la misma respuesta ha llegado de parte de las autoridades chinas.

En entrevista con El País, el embajador chino en Quito, Yuan Guisen, dijo que su gobierno ha “urgido” a todas sus empresas en el exterior a “dar muy alta importancia a la protección del ambiente en las comunidades locales” y en ello se inscribe la inversión minera china en territorio ecuatoriano. “Las empresas chinas harán sus máximos esfuerzos por minimizar los impactos negativos de sus actividades mineras sobre el ambiente”, dijo el diplomático.

Pero para la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie) persiste el temor de que las actividades mineras contaminen ríos y desplacen comunidades. La organización indígena comenzó a marchar el 8 de marzo hacia Quito en rechazo a la minería a gran escala y “en defensa del agua y la tierra”. Entre las demandas de la movilización se incluye la exigencia de nulidad del contrato con Ecuacorriente, suscrito el pasado 5 de marzo.

El pedido indígena se suma a la protesta que efectuaron organizaciones ambientalistas ante la Embajada de China en Quito. A las afueras de la sede, activistas mostraron una pancarta que decía: “Fuera empresas chinas del Ecuador”. Los ecologistas entregaron una carta a la Embajada en la que rechazan la firma del contrato con Ecuacorriente, afirmando que el desarrollo del proyecto minero “afectará para siempre territorios de los pueblos indígenas y a la naturaleza”.

Según las autoridades ecuatorianas, la explotación a cargo de Ecuacorriente dejaría al Estado ecuatoriano US$5.400 millones. Correa ha señalado que si bien la explotación minera a cielo abierto “tiene más impacto ambiental”, se aplicará toda la tecnología necesaria para minimizar los efectos de la actividad extractora. Además, el mandatario ha enfatizado que los contratos mineros diseñados por su gobierno “seguramente son los más exigentes del mundo” y disponen de suficientes garantías ambientales.

Para el embajador chino en Ecuador las exigencias de diversos sectores en torno a la minería a gran escala no están dirigidas particularmente en contra de China, sino que “parten de una preocupación por la protección del ambiente”. “La sociedad ecuatoriana mantiene una actitud abierta e incluyente frente a la cooperación que viene desde el exterior”, manifestó el diplomático.

Guisen aprecia la expresión de Correa de que Ecuador no puede ser “un mendigo sentado en sacos de oro”, al señalar que la inversión china en minería será muy importante para el mejoramiento de las condiciones de vida de los pueblos de los dos países. “Innegablemente, el avance de la explotación de minas en Ecuador también reviste significados positivos para China. La economía china se está desarrollando en forma incesante, lo cual exige el suministro de materias primas, incluido el cobre”, afirmó.

La presencia de China en la economía ecuatoriana es cada vez mayor y se expresa a través de inversiones en petróleo, minería, obras hidroeléctricas, entre otros proyectos, así como por medio de diversas líneas de financiamiento otorgadas por la banca china en los últimos años. A decir del embajador Guisen, la inversión de su país en Ecuador llega a alrededor de US$7.000 millones.

En este contexto, para el analista económico Walter Spurrier, la inversión china en minería afianza una “gran dependencia” económica de Ecuador con el país asiático. China, resalta el experto, no sólo busca rentabilidad en la actividad de sus empresas, también el acceso a recursos naturales, como el petróleo y el cobre, importantes para su desarrollo. Y en materia minera, si bien el gobierno ecuatoriano también espera concretar acuerdos con empresas canadienses y de otros países occidentales, no sólo chinas, a decir de Spurrier el contrato firmado con Ecuacorriente y las discusiones alrededor del mismo pueden marcar el rumbo para futuras negociaciones en este sector de la economía en Ecuador (El Espectador).

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