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Chile

Con la caída del subsecretario de Minería, Pablo Wagner (UDI) -tras la anulada licitación del litio adjudicada la semana pasada a SQM-, La Moneda buscó mantener a firme el cortafuego que había fijado hace varias semanas atrás para enfrentar un caso que sabía de antemano polémico.

08 de Octubre de 2012.- La noche del lunes pasado, Pablo Wagner llamó por teléfono a varios de sus amigos en la UDI. El entonces subsecretario de Minería estaba en el centro de la polémica luego de haber anunciado, cerca de las 20.30 horas de ese día, que se anulaba la licitación adjudicada la semana anterior a la empresa SQM para explotar hasta 100 mil toneladas métricas de litio en 20 años. Sin embargo, ante las consultas que recibió por teléfono de sus amigos, Wagner fue claro: no estaba en sus planes renunciar a su cargo.

Incluso, esa noche el ingeniero gremialista pidió consejos para preparar la presentación que planeaba realizar dos días después, ante la comisión de Minería de la Cámara de Diputados, para explicar lo que a su juicio había sido un proceso de licitación transparente. Su cálculo era que tomar la iniciativa ante el Congreso podría contribuir a descomprimir en algo el ambiente tras el fiasco.

Pero el diagnóstico que había en buena parte del oficialismo -sobre todo en La Moneda- era radicalmente distinto. En el Ejecutivo consideraban un “error indefendible” el hecho de que -producto de un requerimiento al gobierno de la minera Li3 Energy Spa, integrante del consorcio Posco Consortium, perdedor ante SQM en la licitación- se supiera que la firma ganadora mantenía litigios pendientes con el Estado, algo prohibido expresamente por las bases de licitación. Además, el titular de Minería, Hernán de Solminihac, se había inhabilitado desde el principio por ser hermano del subgerente de SQM, Patricio. Así, el responsable de todo -a ojos de Palacio- no era otro que Wagner.

Se trataba además de un asunto que había sido calificado como sensible por La Moneda varias semanas atrás. La decisión del Presidente Sebastián Piñera y sus ministros había sido establecer un “cortafuego” con el tema, radicándolo exclusivamente en Minería. La Concertación no sólo había levantado cuestionamientos por el parentesco del ministro con el alto ejecutivo de SQM, sino también por la decisión de licitar la explotación del mineral a partir de Contratos Especiales de Operación del Litio (CEOL). El argumento opositor apuntaba a que, de acuerdo a la normativa vigente, el litio es un recurso estratégico no concesionable, por lo que el diseño de contratos especiales no era sino una “concesión encubierta”. Así, la Concertación pedía discutir un nuevo marco jurídico. Wagner había defendido el proceso el 9 de mayo, en una sesión especial en la Cámara Baja.

En este escenario, los resguardos de La Moneda apuntaban a que Minería cerrara el tema rápido con una licitación “a prueba de balas”. Ya el jueves de la semana pasada, Piñera encomendó a la jefa de asesores del Segundo Piso, María Luisa Brahm, realizar un informe de la situación, el que finalmente marcaría el destino de Wagner.

Anular la licitación y mantener al subsecretario abría una situación -dicen en la Alianza- similar a la del verano de 2011, cuando el gobierno defendió por dos meses -asumiendo un fuerte costo político- a la entonces intendenta de Concepción, Jacqueline van Rysselberghe, acusada de irregularidades.

Así, pese a su postura inicial -y no sin antes tratar de lograr una salida distinta-, Wagner envió un correo electrónico a las 07.00 horas del martes al Presidente Sebastián Piñera, poniendo su cargo a disposición. A las 11.00, el subsecretario recibió un llamado del ministro Andrés Chadwick (Segegob), pidiéndole ir a La Moneda para oficializar su alejamiento.

Decisión de Palacio

La noche del jueves de la semana pasada, Wagner se contactó con un antiguo amigo, el abogado Germán Concha, socio del estudio Schweitzer y CIA. Quería preguntarle si conocía otros procesos de licitación en que se hubiera incluido la restricción de no tener litigios con el Estado y cómo se había interpretado dicha prohibición.

Ese día la minera Li3 Energy Spa presentó su reclamación ante la Comisión Evaluadora del Litio -presidida por Wagner- pidiendo descalificar a SQM. Dicha firma -controlada por Julio Ponce Lerou- respondió al día siguiente, afirmando que “no tiene litigios pendientes con el Estado”. Sin embargo, también señaló que la empresa estaba “obligada a demandar al Fisco” para impugnar, por ejemplo, resoluciones de la Dirección General de Aguas. Y adjuntó un listado de estos procesos.

Un ministro de La Moneda dice que el antecedente los sorprendió. Antes, explica la misma fuente, la Comisión Evaluadora había detectado causas de SQM contra Codelco, pero debido a su estatuto de empresa pública se consideró que no transgredía las bases.

En principio, Wagner asumió la línea de SQM y de otros juristas, diciendo que “es distinto un litigio contra el Fisco que contra el Estado”. Sin embargo, La Moneda hizo su propia revisión durante el fin de semana y se forjó una percepción distinta.

Las cosas comenzaron a acelerarse el lunes 1 de octubre. A primera hora, el Presidente Sebastián Piñera analizó el asunto con sus ministros del comité político. La conclusión: más allá de interpretaciones jurídicas diversas, ante el grueso de la opinión pública y a “simple vista”, el tema no era defendible.

Esto fue abordado un par de horas después en la cita entre los ministros políticos y los dirigentes de la Alianza. Rodrigo Hinzpeter (Interior) y Chadwick explicaron al final del encuentro a los representantes UDI que el Comité de Evaluación se reuniría ese día y la licitación quedaría anulada. “¿Y qué va a pasar con Wagner?”, preguntó un dirigente gremialista. Hinzpeter se encogió de hombros, dice uno de los presentes. “Nos quedó claro que se iba”, explica otro personero.

En todo caso, en el oficialismo dicen que el rol de Wagner era tema desde hacía semanas. Esto, por el rechazo el 12 de septiembre en la Cámara de Diputados al proyecto de ley sobre seguridad e institucionalidad minera, que creaba una Superintendencia en el sector y retomaba la agenda levantada por el gobierno tras el rescate a los mineros en 2010. Días antes, algunos parlamentarios UDI habían recomendado al subsecretario buscar mayor piso en la comisión de Minería, devolviendo la discusión a dicha instancia. Pero Wagner retrucó que tenía los votos e insistió en zanjar el asunto en el hemiciclo. Al final, no tuvo los votos necesarios según el quórum requerido. Esto molestó sobremanera a Palacio y dejó al ingeniero sin piso político, dicen en la UDI.

El episodio retrata en buena medida al personero gremialista, dicen varios de sus cercanos. En la colectividad indican que el ingeniero es muy “preparado y seguro”, aunque llega al extremo de no acoger sugerencias. “Puede parecerte porfiado y un tanto arrogante”, resume uno de sus amigos.

Este carácter hizo también que, pese a estar desde el primer momento coordinando las labores de rescate a los mineros en 2010, no lograra buenos nexos con las familias afectadas y finalmente regresara a Santiago para hacerse cargo de las labores propias de la cartera mientras el entonces ministro, Laurence Golborne, asumía la jefatura del rescate. En el oficialismo se recuerda que su “regreso” a Santiago desde Copiapó estuvo determinado por las tensiones que protagonizó con Golborne, con quien no tuvo una relación fácil.

A la UDI llegó a inicios de los 90 y fue vicepresidente de la juventud. Cercano al ex UDI y candidato a alcalde por Recoleta, Gonzalo Cornejo; al embajador en la OEA, Darío Paya; al jefe de los diputados, Felipe Ward, y al ex parlamentario Cristián Leay, Wagner rápidamente tendió lazos con el entonces timonel y hoy ministro de Economía, Pablo Longueira. En el sector privado, trabajó de cerca con Carlos Alberto Délano, quien lo tuvo en puestos clave en las empresas del Grupo Penta, y se sumó a la comisión política del partido.

Además de su traspié con el proyecto de seguridad minera, en el gobierno tampoco había buena evaluación del proceso de licitación del litio incluso antes de la polémica de la última semana. La adjudicación a SQM -principal actor del rubro en Chile- no había logrado introducir competencia al sector, uno de los objetivos fijados por el Ejecutivo. Esto, pese a la gira internacional de Wagner para promover el proceso.

El precedente de Álvarez

El lunes pasado y pese al crudo diagnóstico que había en La Moneda, el subsecretario trató de defender la licitación. Tuvo citas de trabajo desde temprano en el Ministerio de Minería y cerca de las 13.30 fue a reunirse con el contralor Ramiro Mendoza. La idea era saber a qué se exponía si mantenía en pie la adjudicación. La respuesta del contralor no fue auspiciosa, dicen en el Ejecutivo.

A las 19.00 horas del lunes y tras la reunión en que el Comité de Evaluación resolvió echar pie atrás, desde La Moneda pidieron a Minería apurar el anuncio de la determinación con un comunicado en la página en internet de la cartera. En el intertanto, Wagner continuó con una seguidilla de conversaciones telefónicas con Chadwick y su par Cristián Larroulet (Segpres). En La Moneda mencionan también una dura conversación telefónica del subsecretario con Piñera, quien a esa hora estaba en Iquique. Tanto en el entorno de Wagner como en la UDI descartan este diálogo.

En todo caso, en el oficialismo coinciden en dos cosas. Primero, la presión para que dejara su cargo fue creciente la noche del lunes. Segundo, en sus conversaciones con amigos esa noche, el subsecretario hizo ver que no compartía el criterio de La Moneda de anular la licitación, apuntaba al “segundo piso” de Palacio -a cargo de María Luisa Brahm- por intervenir en esa dirección y señalaba que no quería dejar su cargo. Pero agrega otro factor: seguro de que su salida de la subsecretaría era inevitable, no quería que su caso reeditara la tensión que hubo en marzo pasado, cuando el entonces ministro de Energía, Rodrigo Alvarez, renunció con críticas a La Moneda, molesto por haber sido desplazado por ministros del comité político de la fase final de negociaciones -hasta ese momento bajo su cargo- para superar la crisis en Aysén. “No quiero ser un nuevo Alvarez”, comentó Wagner a varios de sus amigos.

Tanto sus cercanos como algunos en La Moneda dicen que Wagner incluso planteó a Palacio “opciones” para su situación. Por ejemplo, salir el 14 de noviembre, con el resto de los ministros y subsecretarios que dejarían el gabinete para competir en las elecciones parlamentarias de 2013. O concretar algún enroque, trasladándose a otra subsecretaría.

Entre las conversaciones de esa noche, Wagner habló con el diputado Ward, a quien le preguntó si es buena idea ir a la comisión de Minería el miércoles siguiente. También con el abogado Germán Concha, a quien le pidió ayuda para preparar dicha presentación. Los dos quedaron de reunirse a la mañana siguiente.

A las 9.30 del martes, Wagner llegó al piso 15 de Miraflores 178, del estudio Schweitzer y CIA. Concha le preguntó cómo estaba su relación con el Piñera. El subsecretario dijo que creía que bien, pero que poco antes, a las 7 de la mañana, le había enviado un correo electrónico poniendo su cargo a disposición. En el mensaje decía entender la importancia del tema para el Ejecutivo, lamentaba que no hubiera resultado y asumía su responsabilidad.

Concha le dijo, entonces, que más que preparar su presentación del miércoles, lo debía hacer era alistar un diseño para “el peor escenario: que te acepten la renuncia”. Junto al abogado entonces preparó la declaración que haría cerca del mediodía, asumiendo su responsabilidad en la fallida licitación. Estaban en eso cuando el subsecretario recibió la llamada de Chadwick, para convocarlo a formalizar su salida poco mas tarde en Palacio. Wagner se mantuvo en su decisión de no abrir polémica y, la noche del martes, partió junto a su familia a Miami, en unas postergadas vacaciones.

Con este flanco cubierto, La Moneda volvió a los análisis sobre el futuro de la licitación del litio. Un personero de Palacio dice que una de las alternativas es que el nuevo proceso sea manejado directamente por un ministro, posiblemente Longueira. El titular de Economía había asumido, a petición de Palacio, como vocero para defender el diseño, pues la licitación se encontraba inserta en su agenda de impulso competitivo. Además, las mismas fuentes explican que en el gobierno se ha conversado la idea de que un nuevo llamado a licitación sea distinto. “Esta vez se buscó adjudicar un solo paño para su explotación, en el futuro podrían ser varios paños”, agrega el mismo personero.

LTOL
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