Bolivia
29 de Noviembre de 2010.- Para el Gobierno, contar con las reservas de litio más grandes del mundo –alrededor de 9 millones de toneladas métricas, aunque el Ejecutivo dice que el Salar de Uyuni podría tener 100 millones– es suficiente para convertir a Bolivia no sólo en líder mundial de provisión del metal, sino también de producción de baterías para los vehículos del futuro.
Sin embargo, la competencia con Chile y Argentina –que tienen 3 millones de toneladas métricas y 1,8 millones de reservas de litio respectivamente–, la incertidumbre sobre el desarrollo de la tecnología y, por lo tanto, de la demanda son los obstáculos que el país enfrenta en la carrera para conquistar el mercado mundial.
El interés actual por el metal más ligero de la tierra tiene que ver con su potencial como materia primera clave para la construcción de una nueva generación de baterías para vehículos eléctricos.
Con esa perspectiva, las grandes automotoras del mundo están invirtiendo sumas millonarias en investigación y quieren asegurarse el acceso al litio.
Estimaciones de la empresa minera australiana de litio OroCobre que opera en Chile indican que la demanda del metal, que hoy es de unas 110 mil toneladas anuales, puede triplicarse en el próximo decenio ante el desarrollo de los coches del futuro y en la medida en la que los consumidores compren más productos electrónicos portátiles.
Otras estimaciones señalan que las ventas de baterías de litio para automóviles experimentarán un salto de 100 millones de dólares anuales a 103.000 millones al año en las próximas dos décadas.
Los investigadores Rebecca Hollender y Jim Shultz del Centro para la Democracia indican que pese a ese creciente entusiasmo acerca del futuro del litio, existen serias dudas sobre su factibilidad.
“El proceso de transformar el litio en carbonato de litio comercializable es complejo y costoso. Las baterías para vehículos eléctricos que se fabrican en la actualidad son demasiado grandes y pesadas y muy lentas para recargar. Estas baterías son tan caras que ponen el costo de los vehículos eléctricos más allá del alcance de la mayoría de los consumidores”, explican en la investigación “Bolivia y su litio”.
Añaden que la primera dificultad de la tecnología para la producción de baterías de litio es el reto de separar el litio de otros minerales que lo acompañan en su estado natural, etapa que Bolivia ya habría superado, al menos según la información gubernamental, tras lograr producir carbonato de litio.
Sin embargo –apuntan–, para fabricar baterías de litio debe transformarse en calidad de carbonato de litio para baterías, una mezcla química de calidad de pureza superior a 99,5 por ciento.
Inversión
Ese desarrollo tecnológico requiere alta inversión, que es otro desafío para Bolivia especialmente por los competidores que tiene, Chile y Argentina, países que ya han avanzado en la explotación de litio –especialmente el primero– y captan grandes sumas de capitales para explotar sus salmueras.
Bolivia, en tanto, ha rechazado ya varias ofertas de inversión extranjera aunque el Gobierno ha asegurado el financiamiento para la primera fase de investigación y producción semiindustrial de carbonato de litio y anunció que aceptará recursos foráneos para la fabricación de baterías.
Sólo Chile y Argentina, con las reservas que tienen y calculando que en 10 años la demanda mundial será de 330 mil toneladas métricas por año, pueden abastecer solos al mundo por casi dos decenios o más.
Hasta entonces, otro obstáculo puede presentarse para las aspiraciones bolivianas. Hollender y Shultz señalan que quienes siguen de cerca actualmente la industria del litio dicen que tecnologías rivales, tales como las baterías de zincaire y otras, podrían consolidarse y retar al metal liviano.
Precio del metal al alza
La más clara señal de la incrementada demanda de litio se manifiesta en el aumento sostenido de su precio en el mercado global.
Los investigadores Rebecca Hollender y Jim Shultz del Centro para la Democracia indican que en 2001 el precio del metal (en términos de carbonato de litio equivalente) se situaba en 1,49 dólares por kilogramo. En 2009, el precio aumentó a seis dólares por kilo.
“Este aumento continuo es un resultado directo del aumento de la demanda. Una parte de esa demanda proviene de las industrias que utilizan litio hace ya décadas para producir vidrio de alta calidad, lubricantes y otros productos del litio. Pero la más reciente alza en la demanda es atribuible a algo nuevo en escena: las baterías, especialmente las recargables. En esta industria, la demanda por litio se incrementa entre 20 y 25 por ciento al año”, explican.
Actualmente, la demanda de litio para baterías proviene de fabricantes de productos electrónicos para su uso en teléfonos celulares, reproductores de MP3, computadoras portátiles o instrumentos que utilizan energía recargable (HidrocarburosBolivia.com).
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