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Perú

Jueves 19 de Junio de 2014.- La modernización de la refinería de Talara será una realidad. Sin embargo, el megaproyecto del norte del país, destinado a procesar crudo pesado y convertirlo a combustible, sigue siendo polémico. ¿Cuáles serán los beneficios? Más allá de las ideologías y de las subjetividades, ¿es rentable? Y, por último, ¿a qué costo se hace?

LA ACTUALIDAD DEL PROYECTO
El estado actual de la refinería es deficiente. “La refinería produce combustible de baja calidad ambiental y no tiene una planta que trate de forma adecuada el azufre”, destacó Joan Torre, analista de SEMANAeconómica. Además –precisó–, hoy la refinería no puede procesar crudo pesado, a pesar de que este crudo es producido en el Perú.

LAS ALTERNATIVAS
Al evaluar la viabilidad del proyecto se revisaron tres alternativas. La primera era demoler la planta actual y construir una nueva. Según Torre, existe consenso entre los analistas de que ésta era una opción más barata que la actual: “al parecer, el costo por barril en Talara bordeará los US$40,000 por día de producción, a pesar de que en otros países el costo por barril sale entre tres y cuatro veces menos”, agregó. Según el blogger de SEMANAeconómica Ricardo Lago, este sería el caso de refinerías en Estados Unidos e India.

A pesar de la eficiencia, la opción fue descartada: el Estado argumentó que las inversiones adicionales para esta opción podrían costar US$2,000 millones de dólares más.

El Ministerio de Energía y Minas explicó a SEMANAeconómica que dichos “costos por barril no eran comparables”, y que habría que ajustarlos por inflación, y el tamaño y complejidad de las plantas. Esto no quita que en promedio, la cifra debería ser entre US$15,000 y US$20,000 dólares, según la Agencia Internacional de Energía. Es decir, la mitad de Talara. Algunos expertos mencionan que parte del costo viene por el lado de los requisitos ambientales tan estrictos que tiene la planta. Hoy los estándares de calidad ambiental de aire del país superan a los de Japón o la Unión Europea.

La segunda opción era importar los hidrocarburos terminados, en vez de refinarlos. Nuevamente, esta opción tenía sentido puesto que, cada país podría especializarse en lo que es más eficiente y otros países ya refinan crudo a menor costo.

El Estado argumentó que se necesitarían tanques más grandes para tener un gran stock de gasolina en caso de desabastecimiento por factores externos (políticos, huracanes o conflictos, por ejemplo), aunque, según Torre, “parecería que esta alternativa es rechazada por términos de política propiamente dichos”. Finalmente, la opción que se eligió fue la de modernizar la refinería, a un costo de US$3,000 millones.

EL FINANCIAMIENTO Y LA POSIBILIDAD DE ACCIONARIADO
Una de las preocupaciones entre los analistas es de dónde podría salir el dinero. Torre sostiene que Petroperú asumiría los costos de financiamiento y no le sería complicado buscar financiamiento externo (bancario) si es necesario.

“El pago podría garantizarse con cartas fianza del gobierno”, sostuvo. Algunos expertos mencionan la idea del accionariado como un (buen) efecto colateral del proyecto. Torre lo ve inviable porque “Petroperú tiene candados para poder operar”. Por ejemplo, actualmente no puede ingresar a la extracción en lotes, con lo cual se hace menos atractivo que un privado decida invertir en él.

EL ROL SUBSIDIARIO DEL ESTADO
Un asunto que la población tiende a olvidar es que el Estado (a través de Petroperú) opera con fondos públicos, y debería realizar inversiones rentables en términos sociales. Asimismo, bajo la economía de mercado, resulta más conveniente que el Estado sólo intervenga cuando el privado no desea hacerlo. Este no es el caso: el Petróleo WTI ha crecido 9.3% en los últimos 12 meses, y el Brent subió 6.23%. Es decir, hay incentivos para que entren los privados a la cadena productiva, desde la extracción, la refinación, y el retail.

Torre hizo hincapié en que se debe tener cuidado con la actividad empresarial del Estado. “Talara es una ciudad que siempre ha dependido del petróleo, la región está entusiasmada, pero los fondos públicos deben usarse para proyectos que generen la mayor rentabilidad social”. En ese sentido, con ese mismo dinero, podrían implementarse mejores proyectos en salud y educación.

El proyecto no es eficiente y hay alternativas con menor costo. Y si, en todo caso, para el Minem el proyecto es tan rentable y exitoso a largo plazo, ¿por qué no deja que los privados lo hagan? Ellos ahorran dinero, el privado tiene utilidades y así ganamos todos.

Semanaeconomica.com/

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