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Chile

17 de Marzo de 2011.- Chile tiene pocas posibilidades de contar en la próxima década con una matriz energética económicamente viable y sustentable, sin recurrir a los grande proyectos hidroeléctricos y a la energía nuclear. Esta es la conclusión a la que llegan los principales consultores del sector.

El socio de electroconsultores Francisco Aguirre explica que hoy la autoridad no tiene espacios para rechazar proyectos como HidroAysén, debido a que el gran problema que tiene el país en los próximos 15 años y especialmente para la próxima decada es ver cómo cubre su demanda energética.

Explica que considerando un crecimiento de la economía sobre el 3% a 4%, en ese período de tiempo se necesitan incorporar unos 15.000 MW de generación adicional y que hoy las únicas tecnologías capaces de cubrir esa deman da son la hidroelectricidad, el carbón y la energía nuclear. Agrega que esto queda en evidencia al ver como se compone la matriz energética del mundo, donde el carbón aporta el 40%, la hidroelectricidad y el gas otro 40%, en partes iguales, y el resto se divide entre el 16% de la energía nuclear y el 4% de las renovables no convencionales.

Aguirre agrega que para cubrir el crecimiento energético, Chile necesita "al menos dos HidroAysén y dos proyectos termoeléctricos Castillas" y, con ellos, aún faltan 5.000 MW que completar, y de ahí la importancia de la energía nuclear.

Vivianne Blanlot, ex titular de la CNE, coincide en que dada esta situación, Chile no está en condiciones de decir que no a HidroAysén a otros proyectos hidroeléctricos y a la energía nuclear. También considera relevante el gas natural licuado.

Afirma que en el caso de esta última energía y considerando la crisis atómica de Japón, las definiciones pasan en cómo lograr que finalmente la que esta sea una opción segura para el país y que en este aspecto se debe investigar y seguir haciendo estudios para lograr viabilizar su incorporación a la matriz energética.

Para ella, lo peor que puede pasar es que porJapón se opte por desecharlas completamente, en circunstancias de que el problema está asociado a centrales antiguas que no tienen tecnologías de última generación.

Si no se tiene la hidroelectricidad , Sebastián Bernstein, ex secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Energía (CNE), indica que las alternativas que quedan disponibles para hacer frente a la necesidad de suministro energético en la próxima década pasan por reforzar la componente termoeléctrico.

Esto podría tener efectos negativos en la "huella de carbono del país". El ejecutivo señala que en el escenario actual y para las necesidades de demanda de energía de esta década la aprobación de centrales como HidroAysén "no es crítica", pero puntualiza que a partir de la próxima década se haría mucho más necesaria. "Después de 2020, y sin ninguna central en Aysén, las alternativas no son muchas. Serían más centrales termoeléctricas ­ y algo de ERNC, pero no masivamente­, posiblemente a gas o carbón, y ahí el tema de si se va a aplicar alguna penalización por efecto de gases de invernadero", dice.

Coincide el académico y consultor Huhg Rudnick, quien estima que para "suplir" la falta de esas fuentes, el carbón es una opción, aunque la ve poco atractiva por su impacto final en fosilización de matriz. "Si no se quiere desarrollar la hidroelectricidad y lo nuclear, lo unico que nos quedaría sería el carbón. Este es un camino que no es atractivo por si solo, porque nuestra matriz se va a ir haciendo más sucia", dice, agregando que esto podría significar instalar más de 12 centrales de una potencia en torno a los 400 Mw cada una para reemplazarlas, con los problemas de ubicación que esto provocaría.

La oferta que viene después del 2020

Los estudios realizados en el gobierno de Bachelet daban cuenta de que la primera central nuclear podía estar en operaciones alrededor de 2025. En el caso de HidroAysén, y según el cronograma previsto, una vez que se apruebe la liíea de transmisión las centrales estarían en plena operación entre 2019 y 2022 (Estrategia).

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