Proveer de energía a zonas remotas o afectadas por desastres naturales e incluso a futuras colonias en otros planetas, son algunas de las posibilidades que se podrían manejar al contar con este método poco convencional y visionario de obtención de energí
24 de Febrero de 2011.- Para nadie es desconocida la creciente crisis energética que afecta al país. La alta dependencia de combustibles fósiles que tarde o temprano se acabarán, junto a la desconfianza asociada a las alternativas energéticas renovables que actualmente existen, hacen volar la imaginación de la comunidad científica mundial, la cual ha dirigido sus miradas a métodos poco convencionales como la posibilidad de que, en un futuro, podamos recibir energía desde el espacio.
Rodrigo Suárez, investigador de la Academia de Ciencias Aeronáuticas (ACA) de la Universidad Técnica Federico Santa María (USM) analiza su factibilidad, las principales dificultades y el peligro asociado a esta idea que quizás, en no mucho tiempo más, sea una alternativa real para abastecernos de energía limpia e ilimitada.
La capacidad de captar energía solar desde el espacio por medio de satélites artificiales es, sin duda, una alternativa que podría garantizar el aprovisionamiento eléctrico de instalaciones terrestres, según apuestan varios científicos y empresas, como la europea Astrium, la cual espera comenzar a materializar esta meta a partir del 2020. “No se trata, en un primer tiempo, de alimentar ciudades que disponen ya de infraestructuras, sino regiones aisladas, de acceso difícil, que necesitan electricidad”, explicó a la AFP Robert Lainé, Director Técnico de Astrium, división espacial de la empresa aeronáutica europea EADS.
Al respecto el Jefe del Departamento Técnico del Centro de Aplicaciones Espaciales de la Academia de Ciencias Aeronáuticas de la USM analiza esta posibilidad, haciendo hincapié en las ventajas y peligros asociados a este tipo de tecnologías del futuro. “El tema del envío de energía desde el espacio hacia la Tierra presenta como gran dificultad el lograr una transmisión eficiente y segura”.
“Esto ya que hay que definir cómo se va a enviar la energía: ¿en forma de luz solar reflejada en un espejo?, ¿en forma de calor con un reflector de ondas infrarrojas?, ¿en forma de energía electromagnética, mediante una antena que transforme la luz solar en electricidad en el espacio para luego derivarla a receptores terrestres?, etc. En cualquiera de las formas mencionadas, así como en otras que no consideren un transporte físico o material, requiere lograr un control total de la vía de transferencia, sin dejar espacio a que el flujo de energía enviado pueda desviarse y dañar zonas no consideradas. Es decir, el “rayo de luz”, el “láser infrarrojo” o la “onda de radio de alta energía” deben estar y permanecer en perfecta alineación con los receptores terrestres, ya que de otra forma se podrían literalmente “quemar” los alrededores o zonas no consideradas, lo que representaría un problema muy real y desastroso para plantaciones, ganado o incluso pueblos y ciudades que fueran expuestas a este tipo de transmisiones”, añade.
Cabe señalar que esta alternativa para conseguir energía no sería de un día para otro, ya que requiere de acuciosos estudios e inversiones, las cuales recién podrían comenzar su fase experimental en el año 2020, logrando concretar alguna experiencia más concreta durante el 2030 según Científicos de la compañía Europea Astrium.
“Hoy se sabe y está probado que sí es posible el envío de energía a través de largas distancias mediante rayos del tipo láser; pero mientras los sistemas de control y los protocolos de seguridad no estén debidamente certificados y sean perfectamente confiables, no se puede someter a la población a un riesgo semejante. Por otra parte, mientras no se consiga dominar una forma limpia de energía alternativa, la transmisión mediante flujos concentrados podría ser considerada, no sólo para suplir deficiencias en la Tierra, sino también para apoyar la futura colonización de otros planetas”, sentencia Rodrigo Suárez.
UTFSM