Chile
19 de Octubre de 2010.- Minería sustentable es un concepto que muchos hemos oído hablar en alguna oportunidad, pero que muchos no sabemos las repercusiones que esto encierra.
Antiguamente las compañías dedicadas a la extracción de minerales llegaban a los lugares con sus proyectos productivos, hacían su trabajo y los habitantes que vivían alrededor veían pasar literalmente “la riqueza en los camiones”, sin que pudieran aprovechar, al menos, en parte esta bonanza.
Hoy en día la situación es bastante distinta y así lo comprueba el hecho de que la mayoría de estas grandes empresas ha asumido un rol más activo en aportar cada vez más en el desarrollo educacional, social y cultural del entorno que los rodea. El cambio es considerable y los ha llevado a concretar aportes en la construcción de escuelas, bibliotecas, en el transporte público, la habilitación de espacios de recreación y en la capacitación de las personas, entre otras cosas.
Según señala Gonzalo Canales, encargado ambiental de Compañía Minera Talcuna, ubicada en el valle de Elqui, “cada día mejora más el tema de la relación con la vecindad. Si bien nosotros estamos distantes a 15 kilómetros del poblado más cercano, existe una relación de cooperación con las comunidades en el sentido de prestar ayuda en los colegios e integrarlos para que conozcan el trabajo que realizamos”.
De igual forma, dice que “tener una buena vecindad y una cooperación mutua ayuda a que tanto la población como la actividad industrial surja, es un mutuo apoyo”.
Rossano Guerrero, encargado de prevención de riesgos y medio ambiente de CAP Minería, El Romeral, cuenta que su intervención ha permitido la inauguración de 25 bibliotecas y que mantienen constante contacto con las juntas de vecinos y jardines infantiles. “Es tan importante que es lo que nos va a permitir proyectarnos en el tiempo, una empresa no puede proyectarse si no está considerando estos temas, sobre todo si estamos cercanos a la comunidad. No se puede pensar en el futuro sin estar asociado”, precisa.
Por su parte, Javier Lavín, gerente de exportaciones de San Gerónimo, cuenta que como empresa han hecho pavimentaciones compartidas, han habilitado buses para traer a los niños a estudiar y que están entregando becas.
Pero, a su juicio, el aporte más importante que están llevando a cabo es la generación de empleos y que han entregado nuevas oportunidades de desarrollo para los hijos de los trabajadores. “En la minera trabajan 500 personas y el fuerte de ellas es de las partes rurales. Eso es súper importante, porque se da trabajo a la comunidad y los hijos de esos trabajadores hoy día están teniendo mejores estudios y especializaciones y van a obtener un futuro mejor que antes no tenían como alcanzarlo”, indica.
En tanto, en Minera Teck Carmen de Andacollo dicen que sus líneas de acción se han enfocado en Andacollo y sus localidades circundantes tales como el sector de Pan de Azúcar y Culcatán o Elqui Bajo. Para poder lograrlo, se han definido líneas de trabajo, donde las prioridades son el desarrollo social (educación, salud y cultura); la generación y búsqueda de opciones laborales; el respeto y cuidado por el medio ambiente y mejoramiento del entorno; y la implementación de proyectos de desarrollo productivo y fortalecimiento organizacional.
Aquí, aseguran, buscan que los habitantes sean partícipes y no se transformen en entes pasivos. “Una forma de relacionarnos es a través del “Plan de Interacción con la Comunidad”. Su objetivo es aportar al mejoramiento de las condiciones de vida de la población localizada en el entorno de nuestras operaciones, entregando herramientas que permiten el desarrollo sustentable.
Incluso, esta compañía posee medios de comunicación y un sistema de respuestas a dudas u opiniones, a través de buzones instalados en los principales puntos de Andacollo, una línea telefónica gratuita y un correo electrónico.
Otra de las mineras que ha llevado la delantera en inversión social es Compañía Minera Los Pelambres, desde donde señalan que han asumido la sustentabilidad como un pilar estratégico de su gestión y del crecimiento de sus actividades. Al respecto, Ignacio Cruz, gerente general, manifiesta que “sabemos de la incidencia de la compañía, en la zona donde está inserta, y nuestros desafíos actuales se enmarcan en la continuidad y en el crecimiento de nuestra operación, por ello debemos seguir trabajando en un modelo de desarrollo que contribuya al crecimiento económico, social y ambiental de Choapa y la Región de Coquimbo, fomentando el empleo, el desarrollo de proveedores, las compras locales y la protección del entorno en donde nos toca desenvolvernos tanto para el bien de las actuales generaciones como de las que vendrán”.
RAZONES. Gastón Di Parodi, presidente de Corminco (Corporación Minera de Coquimbo), indica que “no hay un cambio de mentalidad, hay un cambio en cómo nos miras. Siempre hemos tenido lo mismo, lo que pasa es que hoy estamos haciendo las propagandas de lo que hacemos”.
A su juicio lo que ha cambiado es la comunicación con el entorno y fundamentalmente el pensamiento de la gente que ahora con el tema de la globalización pregunta más y se informa. “La gente está exigiendo este tipo de cambios y que la gente que llegue a instalarse apoye a su desarrollo. Nos obliga a nosotros, las mineras, a ser más actores del quehacer diario para que la comunidad donde estamos insertos nos vea con mejores ojos”, precisa.
Por su parte, el subsecretario de Minería, Pablo Wagner, reconoce que ha habido un cambio de mentalidad bastante importante, pues “hoy los proyectos están siendo no sólo analizados económicamente, ni desde el punto de vista de la inversión, de la ley del mineral o de la capacidad operativa que puede haber”, sostiene.
“Los proyectos mineros pueden estar 20 ó 30 años, por lo tanto la relación que tienen con las comunidades es más profunda que sólo una relación de responsabilidad social. Es una relación de compartir, de apoyarlos en el progreso y que también ellos se sientan parte de los proyectos mineros. La minería del futuro será mucho más sustentable, con un desarrollo de mucho más largo plazo”.
Dice que éste ha sido un proceso que se ha generado de forma global, pues se ha demostrado en el mundo que se puede hacer una minería sustentable con las organizaciones con capacidad de crecimiento “y de aquí a los próximos 30 años, si queremos extraer los recursos naturales de manera positiva y rentable en el tiempo, obviamente que se tienen que hacer ese tipo de inversiones”.
En tanto, la seremi de Minería Jocelyn Lizana es de la idea de que el cambio se produjo cuando las mineras se dieron cuenta de que subsidiar y dar dinero sólo para la copa del partido de fútbol no servía, sino que se podían desarrollar proyectos conjuntos en donde hubiera beneficios mutuos.
“Eso es lo que la comunidad quiere, que el proyecto llegue, pero ellos recibir beneficios y externalidades positivas, es decir, que por la llegada de la faena minera, que mantenga un equilibrio con el medio ambiente, las comunidades salgan beneficiadas y no que simplemente que se quede en un proyecto, que vean que pasa el dinero en camiones por fuera de la ciudad, que no se consideran las opiniones de la gente”.
La presión de la gente en este sentido ha sido fundamental. “De hecho las empresas mineras están ahora proclives a escuchar a las ONGs, a las organizaciones civiles, porque en definitiva son ellas las que traen los temas del futuro, la gente lo ha logrado por presión” (Diario El Día).
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