Chile
21 de Julio de 2011.- HACE 40 años, el Congreso Nacional aprobó por unanimidad la nacionalización de las empresas de la gran minería del cobre. En 1976 el gobierno decidió fusionarlas y creó Codelco. Desde su nacimiento, la compañía estatal ha sido el mayor productor de cobre fino del mundo. Sin embargo, nunca ha podido desarrollar todo su potencial, porque siendo una empresa del Estado ha estado afecta a restricciones que le dificultan funcionar.
Ello explica por qué, a pesar de disponer de reservas para sustentar más de 70 años de producción al ritmo de extracción actual, disminuyó su participación en la producción de cobre de Chile desde casi un 90% en 1990, a un 33% el 2010. En 1990, Codelco produjo 1.195.000 toneladas de cobre fino a un costo neto a cátodos de US$ 64,1 centavos por libra. En ese período los trabajadores de la empresa sumaban 27.419 y la productividad alcanzaba a 43,6 toneladas anuales por trabajador. Estos no eran buenos resultados y urgía aumentar la inversión para detener y revertir la pérdida de competitividad.
Hubo que esperar hasta 1994 para que una nueva administración se abocara a modernizar la gestión, reducir costos y aumentar la producción. Una condición para el éxito de esta estrategia era contar con el compromiso de los trabajadores de apoyar las medidas para garantizar la competitividad de la empresa. Este compromiso era también condición para desactivar las tentaciones privatizadoras y obtener la aprobación del gobierno para materializar las inversiones que el plan demandaba. La Federación de Trabajadores del Cobre (FTC) asumió el compromiso y así nació la Alianza Estratégica, pacto de gobernabilidad que reguló las relaciones hasta el año 2005. En ese período la producción aumentó en 700.000 toneladas de cobre fino, pasando de 1.139.000 toneladas en 1993 a 1.835.000 toneladas en el 2005. Por su parte, el costo neto a cátodo se situó entre los más bajos de la industria. En ese mismo lapso, la dotación propia disminuyó en 6.998 trabajadores y la productividad se duplicó. Pero lo más importante fue que se sentaron las bases para lo que se caracterizó como el Nuevo Codelco.
Así, se impulsó la innovación, el desarrollo de las personas y una cartera de proyectos cuya ejecución de acuerdo a lo programado hubiere permitido alcanzar una producción de 2.200.000 toneladas en el año 2010. El Plan de Negocios y Desarrollo 2006 fue la hoja de ruta que permitiría hacer esto realidad. Desafortunadamente, la administración que asumió la conducción de la empresa ese año optó por congelar y revaluar el plan. Ello se tradujo en 400.000 toneladas menos de producción el 2010, mayores costos y dado el alto precio prevaleciente una pérdida de ingresos.
La actual administración ha retomado la senda del crecimiento y se ha comprometido a invertir del orden de US$ 3.500 millones al año durante los próximos cinco años, para alcanzar una producción de dos millones de toneladas.
Para ejecutarlos se requiere de un clima de cooperación y confianza. El reciente paro general es una mala señal y plantea la urgencia de encontrar formas de integrar a los trabajadores y sus organizaciones a la tarea común (Codelco).
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