Chile
Lunes 05 de Mayo de 2014.- La proliferación de proyectos de hidroeléctricas y pisciculturas en Chile, es una realidad. Sin embargo, el aporte efectivo al desarrollo económico del país es francamente cuestionable, principalmente por la ambición de las empresas de no usar el recurso hídrico de forma razonable.
Aquí se tratará de dar a conocer los efectos negativos, que son acarreados con la puesta en marcha de proyectos de hidroeléctricas y pisciculturas en las cuencas hídricas de todo el país, respecto al medioambiente y a las economías locales. Sin perjuicio, de dejar claro que, que el problema no es la generación de energía en el caso de las hidroeléctricas, sino la invasión desproporcionada del territorio ancestral, tampoco es el desarrollo de la industria acuícola, en el caso de las pisciculturas, sino la sobreexplotación de la producción de peces, lo cual se tratará de dilucidar en esta columna.
Para graficar la magnitud de la contaminación producida por las hidroeléctricas, se realiza un análisis de las diferentes dimensiones que contribuyen a la contaminación de los ríos. En primera instancia se tiene la contaminación del suelo, debido a que el movimiento de materiales afecta el hábitat donde viven los peces, destruyendo el lugar de desove, aumentando la posibilidad del riesgo de extinción de los mismos, altera el paisaje original, comprometiendo la existencia de aves y plantas que habitan en el lugar. Además la instalación de tuberías, atrae el derrame de residuos nocivos para el agua y otros elementos de construcción que erosionan inevitablemente las cuencas de los ríos en el lugar de la obra, que luego se propaga a todo el río en muy poco tiempo.
En segundo lugar está la contaminación del aire, pues muchos estudios avalan el hecho de que en este tipo de proyectos, existe emisión de material particulado, generado por los motores de maquinarias utilizadas para estas obras. A consecuencia de ello, también es probable la contaminación acústica, debido al aumento de la intensidad de ruidos provocados por las maquinarias de construcción.
En tercer lugar se encuentra la contaminación del agua propiamente tal, que es la más severa, debido a que la alteración del curso de los ríos afecta el desarrollo de la vida normal de los peces, pues las variaciones en la temperatura producen efectos negativos sobre la flora y fauna, tales como la propia muerte de animales o la migración de ellos a otros lugares, generado principalmente por infecciones de bacterias y enfermedades que son producto de la evaporación del agua, que en definitiva terminan por destruir gran parte del entorno medioambiental de los ríos.
Por otro lado, las pisciculturas con la instalación de sus jaulas en los ríos o mares se colocan con la excusa de la creciente demanda de pescados por parte de los consumidores y para evitar la sobrepesca. Sin embargo, la puesta en marcha de estos proyectos, atraen otros efectos mucho más nocivos, que se traducen en la contaminación por medio de la concentración de excrementos y disolución de alimentos para peces con aditivos dañinos para la química del agua, lo cual ha sido demostrado en muchos otros lugares donde se han instalado este tipo de jaulas con peces.
Se plantea el ejemplo del virus ISA que hizo comprometer la economía de la Región de Los Lagos en el año 2008, enfermedad que fue causada por la concentración de peces en jaulas, que se realizó de forma indiscriminada, producto de la ambición de las empresas en producir más y más, generando gran crecimiento económico para esa región, por el correr de varias décadas, pero que finalmente terminó por sucumbir la economía local, además de amenazar a la industria salmonera chilena, tanto en el ámbito nacional como en el internacional.
Otro factor importante a considerar en este tipo de proyectos es el factor cultural e identitario, pues las comunidades indígenas se sienten pasadas a llevar, debido a que se ven perjudicadas, principalmente por la invasión de territorio ancestral, provocado por las inundaciones que son inevitables en la implementación de las hidroeléctricas.
Con la implementación de este tipo de iniciativas, se benefician solamente los monopolios autorizados, como son las empresas de energía en Chile, las cuales son manejadas por grandes grupos económicos, que en muy pocos casos traducen sus beneficios a los usuarios o clientes, por ejemplo bajando la cuenta de luz, por medio de las empresas suministradoras de electricidad.
Finalmente, es necesario hacerse la pregunta ¿hasta cuándo se justifica la destrucción del medioambiente con la idea de crecimiento económico, progreso y bienestar?, pues las soluciones que se plantean con la instalación de este tipo de proyectos, sin un control adecuado, vienen a ser verdaderos “parche curitas”, que constituyen una mirada cortoplacista de lo que debiera preocupar a la economía de una localidad, pues existen muchas otras alternativas de fomento a la innovación, que pueden ser mucho más efectivas para el desarrollo de las regiones, provincias, ciudades y comunas, que no se transformen en lo que es “pan para hoy y hambre para mañana”, como lo son las propias estrategias de turismo, que han resultado exitosas en muchas localidades del país, pero que necesariamente deben extenderse a lo largo de todo el territorio, especialmente a las comunas más vulnerables, para guiar a buen rumbo la economía local de los chilenos.
El Ciudadano / Opinión