Evy Hambro
Gerente de BGF World Mining Fund
BlackRock
El último año se presentó increíblemente difícil para el sector minero: la demanda de la mayoría de los metales industriales colapsó a cero y se produjo una importante liquidación de existencias de los consumidores (lo que condujo a una desinversión neta de las posiciones efectivas). Estas tendencias influyeron inevitablemente sobre los precios de los metales.
A comienzos de 2009, empezamos a observar una recuperación de tendencias más normales, en que las reposiciones de existencias fueron seguidas por consumos tradicionales. China encabezó la recuperación de la demanda: China está consumiendo actualmente cerca de la mitad de la producción mundial de varios metales. Por lo tanto, el hecho que el repunte de la demanda fuera más lento en los Estados Unidos y en Europa ha tenido menos importancia que si hubiera ocurrido en alguna época anterior.
En contraste con esta menor demanda, hemos podido observar una importante recuperación de los precios de los metales durante el transcurso de 2009. El cobre ha estado entre los principales beneficiados, con repuntes de precios de aproximadamente 130% y una recuperación de aproximadamente 60% de su anterior disminución. A comienzos de Diciembre 2009, el precio del cobre cruzó la barrera sicológica de US$7.000 por tonelada.
Mirando al futuro, consideramos que el cobre será uno de nuestros metales industriales preferidos. Entre los metales industriales, el cobre es uno de los más estrechamente correlacionados con el ciclo económico y por consiguiente podría resultar ser especialmente beneficiado con cualquier mejora de los índices de producción. Por otra parte, el cobre es el metal que depende más estrechamente de la construcción de infraestructura – lo que parece continuará siendo una situación prometedora, dado el continuo apoyo que prestan los gobiernos a los gastos de infraestructura con el objeto de apoyar la recuperación económica.
Además, el aspecto del abastecimiento del cobre parece ser especialmente sustentador como resultado de la disminución del suministro. Durante algún tiempo la industria ha estado luchando para aumentar la producción minera. El inicio de nuevas minas y las ampliaciones de las existentes han demorado más tiempo que el proyectado para alcanzar una producción máxima, en tanto que algunas minas establecidas están luchando contra una importante disminución de la ley del mineral. La gigantesca mina Escondida de Chile es un ejemplo notable de esta última tendencia: su producción de concentrado de cobre ha disminuido alrededor de 40% anual al primer semestre de 2009.
Al mismo tiempo los mineros del cobre han sido golpeados más fuerte que la mayoría por averías de equipos, accidentes y huelgas. Estos inconvenientes han sido exacerbados por la crisis de créditos, lo que ha obligado a muchas empresas a recortar sus inversiones de capital y a postergar, o incluso cancelar, algunos nuevos proyectos de capacidad productiva.
En definitiva, creemos que la totalidad de los mercados de metales industriales parecen haber alcanzado un punto de equilibrio en términos de niveles de demanda. En cuanto a 2010, se vislumbra que continuarán las incertidumbres en los diferentes niveles de la actividad económica, lo que significa que las perspectivas de demanda están lejos de ser claras. A nuestro parecer, en adelante el precio del cobre será soportado no tanto por la fuerza de la demanda sino por las condiciones de abastecimiento – que nos parecen extremadamente en alza.
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