Rodrigo Domínguez, Universidad Técnica Federico Santa María.
Los conflictos medioambientales en Chile son abismantes. La falta de agua, el smog, la contaminación producto de las descargas de las termoeléctricas en el mar, el uso indiscriminado de las dunas para la construcción entre otros riesgos ambientales están presentes en Chile y son escasamente fiscalizados por las autoridades pertinentes.
Los recientes casos de contaminación en las localidades de La Greda y Freirina así lo demuestran. A lo largo de todo el país hay distintos impactos ambientales, dependiendo de su localización hay un problema de contaminación medioambiental en Chile.
Es fundamental tener presente los riesgos de la contaminación del medioambiente, ya que pueden generar futuras enfermedades en los niños, adultos y ancianos. Tal es el caso de las descargas de residuos en el mar, que generan daños en la población acuática y que a futuro pueden significar una intoxicación por consumo de mariscos en las personas, esto porque los mariscos son los que limpian el suelo marino, y lo más limpio que tiene el suelo marino son las fecas humanas, el resto son metales pesados y otros productos tóxicos. Hay un montón de elementos tóxicos y esto consumen los mariscos que después comemos.
Por lo tanto el llamado de atención es a tener cuidado con los mariscos porque tienen muchos metales pesados, muchos tóxicos y la gente no tiene idea. En el sector de Ventanas recientemente hicieron un muestreo y estaba todo sobrepasado, ni siquiera porcentualmente, sino que cinco o seis veces sobre la normativa ambiental. Se encontró presencia de metales como mercurio, manganeso y cobre, que son succionados por mariscos de consumo habitual como los erizos y los locos que luego las personas consumen poniendo en riesgo su salud.
De los tres recursos fundamentales -aire, suelo y agua- lo más riesgoso para el planeta y para las personas es la contaminación por aire. Es lo que uno respira. Siempre hay posibilidades de tratar el agua, siempre hay posibilidades de disponer los residuos sólidos y lodos que generan las plantas de tratamiento de RILES, pero todo lo que uno aspira no se puede tratar, va directo a los pulmones y genera a mediano o largo plazo problemas de salud.
En cada sector del país hay contaminación medioambiental. Las zonas del sur están muy contaminadas por la leña, así como el fondo marino por la actividad productiva asociada al cultivo de salmones; en Santiago tenemos el smog que es un tema de nunca acabar; si vamos después al norte hay problemas serios en cuanto a la concentración del agua, también en el norte está el problema de contaminación del aire en Freirina; mientras en la región de Valparaíso la zona más afectada y contaminada es La Greda, donde está muy cerca el material particulado menor a 5 micras.
La fiscalización de los riesgos medioambientales en Chile es muy exigua. Además, la gran mayoría de las fiscalizaciones se realizan en forma reactiva, cuando ya hay daños al medio ambiente. Por otra parte, aplicar la normativa ambiental significa muchas veces cerrar la planta de trabajo por un tiempo, lo que trae como consecuencia que la gente pierda su fuente laboral; en este sentido la normativa ambiental y la prevención de riesgos son de orden político-técnico, y a veces prima más lo político que lo técnico.
De los impactos medioambientales de la región de Valparaíso, los más preocupantes son el uso indiscriminado de las dunas para la construcción y las descargas de las termoeléctricas, que hacen que las temperaturas del entorno sean cercanas a lo cálido como el Caribe. Uno entra al agua y siente una temperatura agradable, y aquí no tenemos agua cálida. Esto significa un impacto directo en las personas, y lo realizan empresas que están certificadas por la norma ambiental.
La mejor forma de prevenir la contaminación es con la educación desde pequeños a las nuevas generaciones de niños y niñas en pro del cuidado del medio ambiente, porque ahora estamos tratando de cambiar mentalidades y la modificación de conductas es lo más difícil que existe en prevención de riesgos.
Sin embargo la modificación de conductas es también la clave del éxito. Frente a esto, es importante fomentar actividades preventivas que promuevan el cuidado del medioambiente como la actividad física, la alimentación saludable, entre otras, de manera de contribuir a que las empresas realicen una mirada distinta a lo que están haciendo ahora que es contaminar.
Sobre la responsabilidad de las empresas en la contaminación medioambiental, lo que les queda a las instituciones del rubro más que aumentar su capacidad instalada es reducir su producción. No tienen la tecnología para producir a un nivel limpio porque cuesta más caro, por lo que a la larga reducir su producción es más barato que recuperar los daños medioambientales que ya han dejado.
Por Rodrigo Domínguez, Ingeniero Civil Químico y experto en Prevención de Riesgos de la Sede Viña del Mar de la Universidad Técnica Federico Santa María.
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