Karen Hassine, Brand Manager Dell
Para poner en relieve el significado y el valor que la información tiene actualmente para cualquier empresa, con justa razón, algunos expertos la han clasificado como “el petróleo del siglo XXI”. Es evidente que los negocios dependen y dependerán cada día más, de su capacidad para respaldar, administrar y explotar sus datos apropiadamente, tareas que se convierten en algunos de los desafíos tecnológicos más relevantes de hoy para todo tipo de organizaciones.
La labor, entonces, es doblemente difícil, porque mientras los datos toman un papel cada vez más protagónico en la definición de las estrategias de negocios de las organizaciones, al mismo tiempo, su volumen aumenta a niveles nunca antes vistos. En este ámbito, las cifras son bastante elocuentes, ya que se estima que los datos están creciendo a una tasa de prácticamente un 50% al año, lo que hace que en períodos de entre 18 y 24 meses puedan verse virtualmente duplicados.
Lo anterior plantea la inquietud de los tomadores de decisión, quienes saben que el aumento de los presupuestos de TI no puede seguir el mismo ritmo de crecimiento del volumen de datos, lo que los obliga a analizar cómo equilibrar la brecha entre los costos y el riesgo de soportar y resguardar su información en términos adecuados para el negocio. En términos técnicos, por otro lado, los departamentos de TI enfrentan el reto de buscar sistemas con la suficiente capacidad para almacenar dichos datos sin seguir aumentando la complejidad de su administración, tarea que las lleva a explorar nuevas soluciones. De hecho, Gartner considera que en el 2014 un 30% de las empresas podría cambiar a sus proveedores de backup por razones de costos, complejidad o falta de capacidad.
Ciertamente, un ámbito tan crucial como los datos requiere de una nueva mirada, en la que debe tener prioridad una visión estratégica de Data Management. Ya no se trata de falsos dilemas, como si se debe respaldar sólo en cintas o sólo en discos para almacenar, de si es un problema sólo de hardware o sólo de software, sino de gestionar con inteligencia los datos de acuerdo a las necesidades de cada empresa.
Para ello, lo primero es entender los distintos tipos de información que existen en la organización. Identificar los datos estáticos, es decir, aquellos que no cambian y que no es necesario respaldar frecuentemente, definir cuáles son vitales para las operaciones diarias del negocio y, sobre todo, determinar cuáles son críticos, esto es, los que en caso de fallar en su recuperación afectarán severamente al negocio. A partir de allí, se debe definir qué tipo de arquitecturas y soluciones de hardware y software se deben adoptar en cada caso y establecer tiempos de recuperación aceptables tendrán los datos en cada uno de esos niveles. Esto significa gestionar los datos con la máxima inteligencia, proyectar crecimientos, priorizar soluciones escalables y flexibles, fáciles de desplegar y administrar y que equilibren costos con riesgos.
Esta nueva visión también palpable a nivel de la propia industria de TI, ya que muchos de los antiguos proveedores de nicho han ido perdiendo protagonismo mientras se abren paso quienes son capaces de entregar soluciones completas, que integran plataformas diversas para almacenar y gestionar los datos con inteligencia, en donde la reducción de los costos, la complejidad y los tiempos de recuperación se hace compatibles con mayor capacidad y flexibilidad.
Quienes conocemos de cerca la realidad de Latinoamérica; sin embargo, observamos un cierto rezago en muchas empresas de la región, donde este ámbito aún es visto principalmente como un problema que causa dolores de cabeza a los encargados de TI, sin que la gerencia aporte una visión estratégica que permita gestionar adecuadamente la información, el principal activo de los negocios actuales.
Por Karen Hassine, Brand Manager Dell Software Latinoamérica
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