Marco Berdichevsky, VP RHH Finning Sudamérica
Según el último informe del mercado laboral realizado por el Consejo de Recursos Humanos de la Industria Minera de Canadá (MiHR), en ese país en 2016 las mujeres representaban el 17% de la fuerza laboral minera, un asunto que genera preocupación en la industria ya que este porcentaje, según señalan los entendidos, representa sólo un ligero aumento desde el 14% observado hace ya más de 10 años.
En Chile la situación no es mejor. Actualmente la participación femenina en la minería es de apenas un 7,5%, lo que equivale a menos de 18.000 colaboradoras que se desempeñan desde las labores más básicas, hasta cargos más ejecutivos. De hecho, apenas un 2% de las mujeres de la industria minera chilena alcanzan cargos directivos, según datos proporcionados por Women in Mining Chile (WIM). Estas cifras constatan que el sector minero se encuentra lejos del 36% de promedio general de participación de la mujer en el área laboral del país, y que está a una distancia abismante al hablar de cargos ejecutivos.
En Canadá la subrepresentación de las mujeres en el rubro minero encendió las alarmas dentro y fuera del sector, y despertó un creciente deseo por abordar la equidad de género en la minería, lo que dio origen a múltiples actividades que han abarcado desde investigaciones y paneles de discusión, a conferencias en las que diversos grupos de expertos han debatido y analizado el fenómeno.
Recientemente en esa nación, el MiHR publicó un estudio nacional sobre equidad de género en la minería, titulado “Strengthening Mining's Talent Alloy: Exploring Gender Inclusion“, (Fortalecimiento de la fusión de talentos mineros: explorando la inclusión de género) que analizó la experiencia de mujeres y hombres en el sector, y proporcionó información sobre los desafíos y las soluciones disponibles para fomentar una mayor inclusión femenina.
La investigación canadiense comprobó, por ejemplo, que compatibilizar la vida laboral y la vida personal es un desafío para todos, sin distingo de sexo y no solamente para las mujeres como ocurría antiguamente, pues cada día son más los hombres que asumen responsabilidades familiares y la generación millennial apuesta por la flexibilidad laboral.
También se determinó que la atracción y retención de más mujeres en la industria minera requerirá de una combinación de soluciones colaborativas, las que van desde alentar a las niñas a seguir estudios de matemáticas y ciencias, pasando por la construcción de una conciencia inclusiva de género, hasta la designación de más mujeres en posiciones de liderazgo y o conformando parte de los consejos directivos.
Sobre el ambiente y la cultura del trabajo minero, un 44% de las mujeres opinaron que éste era machista, y reportaron haber tenido algunas dificultades para adaptarse a él. Si bien en términos generales los encuestados en este estudio indicaron que sus lugares de trabajo se caracterizaban por ser ambientes respetuosos, fueron las mujeres las que manifestaron haber tenido menos experiencias positivas que los hombres, llegando incluso a señalar que en algunas ocasiones habían presenciado humillaciones y acoso.
Tanto hombres como mujeres estuvieron de acuerdo en que “a menudo” o “por lo general” es más difícil que las mujeres tuviesen éxito en sus lugares de trabajo, y seguramente esta sea una de las razones por las que ellas, a pesar de tener una opinión positiva de la industria, no estaban seguras de recomendar este trabajo a otras mujeres.
A la luz de estos resultados y conclusiones, vale pensar que podría resultar muy productivo realizar una investigación similar en nuestro país, para tener un diagnóstico de lo que acá está ocurriendo en este terreno, y detectar las dificultades y oportunidades que tenemos como país para promover una mayor inserción de la mujer en el rubro minero.
Marco Berdichevsky, VP RHH Finning Sudamérica
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