Marco Berdichevsky, Finning
Alrededor del año 1500 el humanista holandés Erasmo de Rotterdam publicó 800 proverbios, recogidos de las obras de los autores clásicos. Uno de ellos dice “más vale prevenir que curar”, que advierte sobre la conveniencia de tomar resguardos para que una situación no se transforme en desgracia. Ésa es justamente una de las premisas que toda compañía debiera tener en consideración.
Anualmente mueren cientos de trabajadores en el mundo por accidentes laborales o como consecuencia de enfermedades profesionales. Este es un tema del que las empresas deben hacerse responsables y trabajar en la prevención no sólo para disminuir las cifras, sino por el compromiso con cada una de estas personas que confían en que están trabajando en lugares sin riesgo.
La seguridad tiene que ser, sin duda, un valor central. Y cada empresa tiene la tarea de trabajar permanente en mejorar los estándares y con ello bajar los incidentes. La seguridad hay que entenderla como un valor intransable y transmitirla a cada trabajador que debe vivirla así.
Bajo esta premisa se hace evidente que debemos movilizarnos desde una seguridad del control a una seguridad del compromiso. Es decir, que cada empleado debe vivirla como un valor propio y no impuesto por terceros, y de esta manera hacerse responsable de su bienestar y el de sus compañeros.
Cada organización debe preocuparse de reducir sus índices de frecuencia de lesiones con especial foco en los incidentes de alto potencial. Estos son aquellos, en donde en la mayoría de los casos, no sucede nada significativo, pero cuyas consecuencias potenciales podrían haber sido fatales. Por lo tanto, hay que sacar el máximo provecho durante el proceso de investigación y aprendizaje y así comprometer a todo el equipo a la no repetición de este tipo de eventos.
En Finning, por ejemplo, asociamos la prevención de riesgo a una política y visión en materia de seguridad, y a herramientas técnicas como análisis de riesgos y reporte e investigación de incidentes. Es fundamental estudiar y conocer los focos de conflicto para lograr anticiparse y tomar las medidas necesarias para prevenir.
Un programa que nos ha dado muy buen resultado es Camino Seguro. Éste consiste en capacitar a todos los empleados y contratistas que ingresan a trabajar o colaborar en la Compañía. Además, durante sus primeros meses al interior de las faenas, los empleados están acompañados de un tutor y llevan un casco de un color diferente, con el fin de distinguirlos del resto.
Los resultados han sido positivos y se ven reflejados en las cifras: durante 2014 la tasa de accidentabilidad disminuyó en un 20%. Esto demuestra que vamos en la dirección correcta, pero también es un incentivo para seguir trabajando de manera comprometida. Para evitar accidentes es clave que toda la gente que trabaja en la compañía reconozca la seguridad como un valor base y eso es un desafío que se debemos enfrentar día tras día.
Marco Berdichevsky, VP RRHH de Finning Sudamérica
Portal Minero