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Chile

21 de Febrero de 2012.- El geólogo chileno Roberto Cervantes vive una vida inusual. Llegó a trabajar en la industria petrolera hace más de 36 años y actualmente divide su vida entre Chile y Sudán.

Cuenta que trabaja dos meses y descansa uno, y que su familia está en Chile porque no se adaptan a la cultura musulmana. “A mi esposa le gusta trotar, vestirse con mangas cortas, manejar, etc. Y eso no se puede hace en países musulmanes”, afirma.

Su carrera comenzó en 1976 en Western Geophysical, una compañía estadounidense que llegó a Chile a trabajar para ENAP en sísmica marina en el sur. “Luego la misma compañía me llevó a recorrer toda Sudamérica con ella”, cuenta, y una vez que adquirió experiencia se cambió a GS, perteneciente a Texas Instruments, que lo envió a Estados Unidos a hacer cursos de perfeccionamiento en electrónica y mantenimiento de equipos sísmicos.

Ha trabajado en países como México, República Popular del Congo, Camerún, Arabia Saudita, Nigeria, Corea, Irán, Omán, Libia, India y Japón. Hoy se encuentra en Sudán trabajando como consultor geofísico en un proyecto de levantamiento sísmico en busca de hidrocarburos para la compañía de Sudan Staroil LTD.

—¿Qué ha sido lo más difícil que le ha tocado enfrentar en África?
—Este continente no se lleva bien conmigo. Perdí un oído en 2002 debido al dengue y en 2010 una bacteria feroz me atacó el sistema digestivo y estuve muy mal. Además hay que tener más precauciones ya que cualquiera siendo extranjero puede ser objetivo de secuestro para obtener una recompensa de las petroleras. Acá estoy con guardias que me siguen a todas partes.

—¿Cómo ha sido la experiencia de vivir en países de costumbres tan distintas a las chilenas?
—Me adapto a las costumbres de cada país y trato de integrarme a su sociedad y así me ha ido bien.
—En términos simples, ¿cómo se busca petróleo en el mundo?
—Ya casi todas las áreas donde pueda haber gas o petróleo se conocen. Primero, se tiene una fuente de energía y muchos receptores en la superficie que transmiten un pulso que retorna a pulso eléctrico analógico y luego a digital. Más adelante, procesando esos datos, se obtienen mapas o secciones sísmicas del sub-suelo de la tierra. En mi caso, hacemos sísmica 3D en lugares donde ya hay petróleo para desarrollo del reservorio y poder perforar más pozos y aumentar la producción. Todos los datos se llevan a software de geofísica, geología y análisis de reservorios y se hace la interpretación correspondiente.

—Se dice que encontrar una nueva mina de cobre en Chile es como ganarse el Kino. En el caso del petróleo, ¿qué tan complicado es encontrarlo en cuencas que están más desarrolladas?
—Bueno lo del cobre es más relacionado con la prospección minera. Me parece que la minería del cobre está sobre explotada en Chile y ya se sabe dónde encontrarlo y dónde no.
En cuanto al petróleo, en Chile la geología se presta más para la minería que para la búsqueda de petróleo debido a su formación y desarrollo a través de los 5 mil millones de años que tiene la tierra. El petróleo se encuentra en rocas sedimentarias y en Chile hay muchas rocas volcánicas. Lo que hay está en la cuenca austral en el sur y tanto los chilenos como los argentinos explotamos la misma cuenca. Costa afuera hay hidrocarburos pero a mucha profundidad, para la cual todavía no hay tecnología para perforar.

—Según su conocimiento, ¿cuáles son las zonas del mundo donde hay más posibilidades de encontrar crudo y que políticamente no sea complicada su explotación?
—Las mayores reservas mundiales están en el Golfo Pérsico o lo que se llama Arabia Plateau. Países como Irán, Irak, Kuwait, Arabia Saudita, Omán, Emiratos Árabes. Últimamente los rusos han encontrado petróleo en el Polo Norte.
Más adelante la exploración se hará en agua ultra profunda y terrenos nunca antes explotados como la Antártica y estepas desérticas.

—¿Sabe si más chilenos están en este campo?
—Sí hay pero no muchos. Tengo un amigo que está de gerente en Perú y otro en Estados Unidos, además de otros trabajando para Petromagallanes, empresa neozelandesa-chilena en Punta Arenas (La Segunda).

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