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Bolivia

La pequeña minería se concentra en yacimientos no rentables para una minería a mayor escala, se constituye en un sector económico que revela una fuerte expansión espontánea y responde a una demanda social real

18 de Junio de 2012.- Al analizar los conflictos en torno a la actividad minera en Colquiri y Mallku Khota, el investigador Félix Carrillo opina que la gran minería transnacionalizada y las pequeñas explotaciones mineras pueden convivir si se cumplen las normas medioambientales, de tecnología amigable con el medio ambiente y se delimitan sin equívocos las áreas de trabajo de ambos actores. El 14 de junio y la madrugada del 15 se registraron enfrentamientos entre cooperativistas y mineros asalariados, resultando heridas 18 personas, según reportes oficiales. 

Carrillo afirma que es posible y necesaria esa convivencia, principalmente porque la pequeña minería se concentra en yacimientos no rentables para una minería a mayor escala, se constituye en un sector económico que revela una fuerte expansión espontánea y responde a una demanda social real, y porque ofrecen trabajo, ingresos y sustento a muchas familias con lo que logra distribuir los beneficios a partir de la explotación de un recurso natural renovable. 

La actividad minera permite desarrollar, a la vez, otras facetas de la región, como la apertura de caminos, la introducción de servicios básicos, la expansión de mercados, la actividad productiva agropecuaria, etcétera. Por eso es importante tomar las previsiones para evitar conflictos en torno a esta actividad. 

Sin embargo, en los conflictos mineros que ahora vive el país, Carrillo considera que "los problemas tenían que presentarse tarde o temprano", debido a una diferencia de intereses entre los cooperativistas, las empresas privadas transnacionales y las poblaciones rurales. 

Explicó que el sector cooperativista tiene fuerza a partir de su presencia cuantitativa en el país y en la generación de fuentes de ingreso para unos 100 mil obreros que trabajan en cerca de 1.000 cooperativas mineras. Un primer choque que tienen los cooperativistas es con las empresas privadas, lo que sucede cuando se agota el mineral de las concesiones de las cooperativas, y éstas pugnan por acceder a sectores con potencial de explotación. 

El problema es que las cooperativas no desarrollan trabajo de prospección y exploración, lo que las lleva a poner interés en áreas de pertenencia estatal o privada-transnacional. Cerca de un 30% de cooperativas explota colas y desmontes (desechos), mientras que un 90% de ellas no realiza estudios ni inversiones en su actividad, según el "Diagnóstico del sector minero cooperativizado en Oruro y Norte de Potosí" (2008), elaborado por APEMIN. 

Según Carrillo, así se explica parte del problema en el caso de Colquiri, donde el Gobierno intervino para que la transnacional Sinchi Wayra (Glencore) cediera una concesión de dos ricos yacimientos a tres cooperativas mineras. 

Los obreros asalariados están en contra del ingreso de los cooperativistas, y han iniciado una resistencia con protestas de por medio. 

Las cooperativas trabajan en forma rudimentaria, y su característica es ser "intensiva en mano de obra y baja en mecanización". La paradoja es que un 80% de socios trabaja individualmente, es dueño de su paraje, saca el producto y lo vende, en este caso la cooperativa le sirve para mantener la concesión y protegerse mutuamente ante "avasallamientos" u otras amenazas. 

La mayoría de cooperativas está trabajando sobre yacimientos antiguos de la Corporación Minera de Bolivia (Comibol) e incluso anteriores, con escasa exploración y prospección propia.

 

Mallku Qota 

En el caso de Mallku Qota, donde los comunarios de la región se oponen al ingreso de la transnacional South American Silver Corp., el problema se perfila de diferente manera pues el gobierno, a través del Viceministerio de Desarrollo Productivo Minero Metalúrgico, informó que el yacimiento de plata era tan grande que podría producir cerca de 200 millones de dólares por año, a lo largo de 36 gestiones. 

Carrillo dice que los comunarios suelen transformar mentalmente el valor de los yacimientos en dinero, lo que los lleva a generarse expectativas en el corto plazo, pero las cifras no deben ser manejadas de manera poco objetiva. Lo cierto es que un proyecto necesita tecnología y planificación que necesitan el respaldo de una inversión para llevarla adelante. 

Grupos de cooperativistas comenzaron a poner su interés en Mallku Qota, aunque actualmente el problema principal está dado por el cuestionamiento que hacen los indígenas al ingreso de la transnacional y el peligro de la contaminación ambiental que afectaría su actividad agrícola.

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