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Bolivia

Hace falta un Código equilibrado en tributación, regulación ambiental, RSC y estímulos a la inversión

20 de Abril de 2012.- Un tema poco aludido del debate de los días que corren, tiene que ver con los nuevos paradigmas económicos, sociales y ambientales de un mundo cada vez más complejo, y a los que el sector minero se debe enfrentar. Éstos debieran ser considerados en la redacción del nuevo Código sectorial, aún en trámite. Aunque son muchos y a nivel mundial son la comidilla de expertos, planificadores, inversionistas y especuladores, estimo de obligada consideración: el nuevo esquema de precios de mercado y costos, la preeminencia de la minería de metales tecnológicos (ver mi columna del 02.12.11), la lucha de los gobiernos por el excedente minero, la demanda de responsabilidad social corporativa (RSC), la escasez de profesionales y mano de obra calificada, las nuevas habilidades tecnológicas y financieras y el riesgo país. 

Con precios de commodities en alza sin precedentes, volátiles y poco predecibles en el mediano y largo plazo, y los de metales tecnológicos en aumento sostenido, los costos operativos se están disparando a niveles muy altos (25% - 35% en la gestión precedente en países limítrofes) obligando a cambiar los tradicionales esquemas de control operativo. La subida del nivel de tributación, generalizada en países en desarrollo y también en los del primer mundo, agudiza el problema anterior. Definir si se aplican nuevas regalías o nuevos impuestos y en qué etapa del proceso de producción ha venido a ser el mantra de planificadores y operadores del desarrollo. El paradigma de RSC tiene un impacto adicional que debe reflejarse en la planificación. La escasez de gente minera especializada es ya un problema visible en países de relativo desarrollo y también tiene su correlato en costos adicionales. Esto deriva en la necesidad de contar con un nuevo tipo de profesional minero que dirigirá una minería de altos costos y de nuevas habilidades tecnológicas y financieras, producto de los paradigmas de la minería del siglo XXI. En países en vías de desarrollo como el nuestro debemos añadir el riesgo país, en cualquier momento del desarrollo de una mina el operador puede enfrentar avasallamientos y también nacionalizaciones. 

La tendencia actual de cautela, desconfianza y bajo perfil que muestran inversionistas y planificadores para llegar a un país y operar en minería es un reflejo de este cambio. Al momento de considerar parámetros como tasa interna de retorno o amortizaciones de equipo y capital, se enfrentan a un inédito ambiente social y de costos adicionales que pesa en la toma de una adecuada decisión. Por esta razón, esta gente es ahora selectiva en la definición de áreas y países y se nota una clara preferencia por inversiones domésticas y regionales frente a inversiones en ultramar.

Este nuevo contexto, mostrado a vuelo de pájaro, tiene la intención de llegar a la gente que está definiendo el nuevo Código y legislará para el futuro. Bolivia no es ni de lejos un destino obligado de inversiones. Los países luchan por tener una adecuada legislación tributaria, una dura regulación ambiental y de RSC, pero también una adecuada seguridad jurídica y estímulos para el que invierte en nuevos emprendimientos. Aunque en minería se planifica hasta lo que no se puede pronosticar, como país nos toca definir un equilibrado Código de normas en tributación, en regulación ambiental y RSC, pero también en estímulos a la inversión (La Razón). 

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